Capítulo 8

2K 188 151
                                    

Volkov se puso en pie cuando notó a Horacio más calmado.-Vamos Pérez.-Dijo este. Horacio obedeció y se levantó despacio del suelo.-Dame tus manos.

El chico le miró desconcertado.-¿Qué?-Solo logró que sonara un hilo de voz a través de sus labios ya que seguía algo asustado.

-Que me des tus manos, voy a esposarte.

-Ah si, si...-Dijo Horacio agachando la cabeza. Por un momento había olvidado que estaba preso. El muchacho obedeció y el ruso comenzó a abrochar las esposas a sus muñecas sin decir una palabra. La tensión podía cortarse con un cuchillo y Horacio solo buscaba refugio en la mirada de Volkov pero este no quitaba ojo de las esposas.

-Vamos...-Dijo el comisario dándose la vuelta y comenzando a caminar.

Horacio se colocó la toalla, sintiéndose indefenso, inútil y más poquita cosa que nunca y siguió algo por detrás el paso del comisario. Este andaba rápido y siquiera se preocupaba mucho porque Horacio le siguiera el ritmo, pero este dió algunas zancadas y consiguió acercarse a su espalda.–O-oiga comisario.–Dijo algo tenso. Carraspeó un poco, intentando disolver la incomodidad que sentía por la anterior situación. Volkov bajó un poco la velocidad de su pasos y giró su rostro para mirar a Horacio. El chico de cresta iba a hablar, pero de pronto se puso nervioso al encontrarse de nuevo con la mirada de Volkov. "Que coño te pasa Horacio...". Se dijo a sí mismo, intentando resolver sus dilemas internos acerca de los sentimientos que tenía sobre el ruso.

–¿Pérez?...–Animó a hablar a Horacio al ver que este se había quedado totalmente en blanco.

Horacio sacudió un poco la cabeza intentando hacer desaparecer aquellos pensamientos de su mente.–Solo quería darle las gracias por... bueno por haberme salvado de nuevo.

El comisario se quedó quieto de nuevo, con la mirada fría y una expresión seria.–No tienes que darme las gracias, recuerda que esto no lo hago por tí, lo hago porque me pagan...–Dijo serio y con un ápice de enfado en su voz.

Horacio bajó el rostro, ni él mismo sabía porque se desilusionaba. "Soy un inutil por creer que él lo hacía por mí,¡es ridículo Horacio, espabila!".

–Luego hablaré con Moussa.–Lo dijo enfadado, con el ceño fruncido mientras inconscientemente aceleraba el ritmo de sus pisadas y apretaba los puños. Horacio torció la expresión, no quería meter a Moussa en ningún problema, era la única persona que realmente se preocupaba por él y así lo iba a pagar.

–Intente no ser muy duro...–Mantuvo un silencio.–Por-porfavor...

–Oh ese imbécil me va a oír...

–Por favor comisario, no le haga nada porfavor...-Suplicó el muchacho.

Este gruñó a modo de respuesta, pero era un gruñido de ¿Autocontrol?.

Horacio bajó la mirada, había hecho todo lo que había podido, solo le quedaba distraer un poco al ruso para que se le pasara algo el enfado.–Bueno, también quería darle las gracias por el neceser...

–Estoy obligado a dártelo, no tienes que darme las gracias por eso tamp-

–¡Bueno, simplemente quiero hacerlo!, ¿Hay algún problema con eso también?

Volkov se giró hacia este, en la mirada se le notaba algo confundido.–N-no, supongo.

los muchachos siguieron caminando hasta la celda de Horacio, allí Volkov abrió la puerta y Horacio entró. El comisario se acercó para quitarle las esposas. -Espera aquí, un agente no tardará en estar aquí.-Dijo mientras comenzaba a desabrocharlas.

ᴋᴇᴇᴘ ᴍᴇ ᴀᴡᴀʏ》ⱽᵒˡᵏᵃᶜⁱᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora