Besos robados 1/2

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—Rayos, ¿por qué será que cuando todo me sale bien, esa tipa se mete entre medio? —se preguntaba Hinata, mientras caminaba por la calle. Hoy era día sábado y había quedado de juntarse con Naruto, pero gracias a la intervención de su querida madrastra, sólo podía estar con él dos horas—. Definitivamente esa mujer me odia... —suspiró resignada.

—¡Hinata!

La nombrada se volteó para ver a su guapísimo rubio correr hacia ella, como siempre, vestía de modo informal, pero eso le gustaba de él. Su cabello revuelto y su siempre e imperecedera sonrisa le daban el toque perfecto.

—Hola, Naruto-kun, qué bueno que llegas —lo saludó Hinata con una sonrisa mientras él respiraba agitadamente por el esfuerzo de haber corrido—. Perdón si me atrasé un poco... tenía unos asuntos en casa y... bueno, no hablemos de eso.

—¿Así que tu padre te castigó por mi culpa? —preguntó Naruto algo desanimado.

—¿Eh? No digas eso, no es tu culpa, es culpa de esa mujer que me odia —dijo con fastidio.

—¿Mujer? ¿Cuál? —se preguntó Naruto confundido.

—Ya hablaremos de eso luego —Hinata se agarró del brazo del rubio mientras sonreía—. Venga, disfrutemos el poco rato que tenemos para estar juntos, ¿ok?

—Claro, mi amor.

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—Rayos, ¿cómo es posible que mi madre me obligue a hacer esto el día sábado cuando debería estar con mis amigas? Qué fastidio.

Sakura se encontraba en su casa, dedicándose a tender la ropa recién lavada en los cordeles del patio, cuando de pronto escuchó gritos provenientes del interior de su hogar, los cuales la dejaron un poco desconcertada y asustada.

—¡No me vengas con ese tipo de tonterías! —se escuchó la voz de su madre, quien se oía muy enfadada y alterada.

—¿Eh? ¿Pero que pasa allá adentro? —murmuró la peli rosa para sí misma.

Dejó lo que estaba haciendo y se acercó un poco al interior de la casa, notando que sus padres estaban en la sala y parecían haberse olvidado de su presencia.

—¡No es mi culpa! ¡Ya sabes cómo son en mi trabajo! —exclamó su padre, también parecía que estaba de mal humor, poniendo nerviosa a la peli rosa.

—Aun así, no lo puedo aceptar —la señora Mebuki se calmó un poco, bajando el tono de su voz—. Mucho menos lo hará Sakura.

—¿Qué demonios está pasando? —Sakura ingresó a la sala con el ceño fruncido, no le gustaba cuando sus padres peleaban, aunque era algo raro de ver, no era la primera vez—. ¿Qué pasa, mamá, papá? ¿Por qué discuten?

—Sakura... —dijo su madre, un poco sorprendida, no se había dado cuenta de lo fuerte que estaban hablando.

El señor Haruno soltó un suspiro.

—Lo siento, hija, no sabía que estabas en la casa —se disculpó el hombre, tomando asiento sobre el sofá, no pretendía asustar a su hija, aunque ambos sabían que tendrían que hablar con Sakura en algún momento sobre lo que estaba pasando.

—Eso no me importa, quiero que me digan que pasa, ¿por qué se estaban peleando? —exigió su hija, lucía muy seria, aunque por dentro tuviera miedo.

Su madre la miró con preocupación.

—Bueno... lo que pasa es que...

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Amores de Secundaria (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora