Blanco invierno, sombrío amanecer 1/2

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Dos meses... dos meses ya habían transcurrido desde que Neji sabía la verdad, ¿cómo evadió a su prima? Simple, con otra mentira más. Le había dicho a Hinata que su conversación con su tío sólo lo había llevado a un callejón sin salida, su madre estaba muerta y enterrada y esas llamadas debían ser sólo de algún bromista. Pero como era de esperar, Hinata no se quedó conforme con eso, al contrario, no paraba de hacerle preguntas que lo abrumaban. Además, las cosas con Tenten no estaban bien del todo, debido a todo lo que ahora sabía y que ese conocimiento lo abrumaba, estaba siempre de mal humor y eso mantenía en estado de alerta a su novia, Tenten lo sentía muy distante, diferente de como solía ser, apenas le hablaba durante los días en la escuela y estaba muy preocupada.

Naruto estaba en su mejor momento, tanto en el amor, en la familia y en la escuela. Podía sentirse feliz, pues sus notas habían mejorado mucho gracias a la ayuda de Hinata. Además, estaba contento porque Hinata y Shion se llevaban muy bien (eso creía) y en casa las cosas pintaban de maravilla, un hermanito nuevo venía en camino y Naruko era la más emocionada, sobre todo por la boda de sus padres que había sido hace un mes. Su cumpleaños número diecisiete ya había pasado y todos sus amigos le prepararon una fiesta sorpresa, la cual duró hasta la madrugada y más de alguno se embriagó hasta los sesos.

Hinata se sintió muy triste cuando Neji le dijo lo que había hablado con su padre, fue una verdadera lástima, porque en verdad quería oír que su madre estaba viva, aunque seguía firme con la idea de que algo le ocultaban. Por otro lado, la escuela era un fastidio teniendo que soportar a esa Shion todo el tiempo encima de Naruto, y el muy torpe pensaba que eran buenas amigas, pero, lo peor es que él no notaba como Shion le coqueteaba todo el tiempo de forma descarada. También extrañaba las llamadas, que, si bien podían no ser de su madre, al menos la hacían recordarla. Pero lejos lo peor de estos dos meses habían sido Motoko y sus regaños, ya le estaba colmando la paciencia esa mujer.

Sakura y Sasuke se actuaron como si nada hubiera pasado, ninguno de los dos se hacía a la idea de que en verdad se hubiesen besado. Sasuke era el más frustrado, porque siempre veía a Sakura acompañada de un chico de tercero que antes parecía no estar en la escuela. Eso le enfermaba y lo hacía perder la cabeza, ¿quién demonios era ese tipo? Se veía tan cercano a Sakura... y fue entonces cuando notó que estaba muerto de celos. Sí, sin darse cuenta, se había enamorado de esa peli rosa, y él burlándose de su hermano que –sorprendentemente– estaba igual o peor que él con cierta chica que lo ignoraba totalmente. Sasuke se sentía ridículo, como su amigo pelirrojo.

Gaara era otro que estaba como idiota detrás de una chica, una chica a la cual había molestado tanto en un principio y ahora se moría por ella. Matsuri, después de terminar con Sasori, no había querido saber nada de hombres, ni de Gaara ni de ningún otro, sólo quería estar un tiempo a solas, y aunque las cosas con Sasori habían terminado bien, de todas formas, quería un respiro, aunque muy en el fondo deseaba que Gaara viniera y sin importarle nada sólo la estrechara entre sus brazos.

Los demás seguían como siempre: Ino peleada con su padre y tratando de disimular lo que sentía por Sai, pero sólo lograba hacer crecer más ese sentimiento. Sai también podía sentirlo, un extraño cosquilleo al estar con Ino, pero siempre que estaban solos llegaba Naruko y no es que ella le molestase, era una chica muy alegre y divertida, pero se dio cuenta de que sólo la quería como una amiga. Naruko también se sentía atraída por Sai, estaba segura de que eso era amor, pero no tenía como hacer que él se interesara en ella. También, desde que casi "mató" a Sasori con la puerta de su casillero, se habían vuelto muy amigos y el pelirrojo se cuidaba más al caminar por el pasillo.

Todos estaban en el gimnasio, era día viernes y solo faltaba una hora para salir y poder irse a sus casas. Uno que otro miraba fijamente el reloj, esperando que las clases de Guy se acabaran. Ya estaban a fines de noviembre y el invierno había llegado, faltaba un mes para navidad y hacía muchísimo frío en la ciudad, por lo que incluso si estaba haciendo ejercicio, usar el uniforme deportivo se había vuelto algo incómodo.

Amores de Secundaria (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora