Besos robados 2/2

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La mañana llegó hermosa, con un sol resplandeciente y nubes espumosas. Hacía bastante calor, lo que llegaría a molestar un poco a los chicos, ya que tenían práctica del club de fútbol, generalmente las llevaban a cabo los domingos, para aprovechar mejor el día.

Naruto se levantó dando un enorme bostezo, había dormido poco después de la noche tan agitada que tuvo. Se levantó y se alistó para ir a la escuela para la práctica, aunque se sentía cansado aún.

—Qué flojera, tener práctica el domingo —dijo suspirando, mientras bajaba las escaleras, sobándose un poco para deshacerse un poco del sueño. Al llegar abajo, el teléfono comenzó a sonar y él lo contestó—. ¿Bueno?

Naruto, qué bueno que contestas tú, ¿ya estás en camino a la práctica?

El rubio chasqueó la lengua con fastidio.

—Sí, no molestes por esas tonterías, Sasuke teme, no voy a llegar tarde —respondió, rascándose la cabeza mientras bostezaba.

Pues no suenas muy convencido, como sea, es mi deber como capitán avisarles a todos los del equipo —comentó el azabache, como si diera una excusa por haberlo llamado—. Adiós, tarado.

—Adiós, bastardo —dijo Naruto, colgando el teléfono—. No lo soporto, ¿por qué él es el capitán y no yo que soy un genio? Esto es una injusticia —suspiró decepcionado.

Naruko venía bajando las escaleras, notando que su hermano terminaba de hablar por teléfono, así que lo miró con curiosidad.

—Oye, nii-san, ¿vas a tu práctica de fútbol?

—¿Eh? —Naruto se volteó y la vio, después de lo sucedido anoche y de que sus padres le explicaran la situación, ella parecía haber recuperado su semblante alegre—. Ah, Naru-chan, sí, voy a irme ya, antes de que se me haga tarde.

—Etto... ¿puedo ir contigo? —preguntó un tanto apenada.

Naruto arqueó una ceja.

—Bueno, sí, pero... ¿por qué pones esa cara tan sonrojada? —cuestionó con intriga, ¿acaso su hermana estaba pensando en ir a ver a alguno de los idiotas de sus compañeros?

—P-por nada, no digas tonterías —la rubia negó con la cabeza, riendo nerviosamente y agitando su mano de un lado a otro, aunque Naruto no le creyó.

—Ajá... —contestó escéptico—. Bueno... pues vamos.

—¡Si! —exclamó emocionada.

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En casa de Hinata todo parecía normal, excepto por la cara que traía Motoko, debido a que Hiashi había decidido levantarle el castigo a Hinata –otra vez– y le dio permiso para ir a la práctica de fútbol con Neji.

—Esa mocosa... juro que le haré la vida imposible... —murmuraba con rabia, mientras veía alejarse el auto del chico.

—Neji, nii-san, qué emocionante va a ser el campeonato de este año, ¿no crees? —preguntó, mirando por la ventana del auto de su primo, ya estaba ansiosa por ver jugar a Naruto, porque sabía que eso le encantaba a su novio.

—Sí, Hinata, pero tú no has venido conmigo para ver esa práctica, ¿verdad? —cuestionó él, manteniendo su vista al frente, pero frunciendo ligeramente el ceño.

—Me has pillado —dijo Hinata con una gotita en su frente—. En fin, qué bueno que mi padre me ha dejado venir contigo.

—Sí, últimamente te castiga todo el tiempo por culpa de Motoko, no creas que no lo he notado.

Amores de Secundaria (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora