Una apuesta 1/2

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—Sakura, ¿por qué lloras? —le preguntó el azabache, mirándola confuso, la había visto salir del salón y le sorprendió que estuviera derramando lágrimas, ¿qué pudo haberle pasado?

—S-Sasuke-kun —la chica se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, un poco sorprendida de habérselo encontrado y de que él le preguntara qué sucedía—. N—no es nada, todo está bien —aseguró, tratando de no verlo a los ojos.

Sasuke frunció el ceño.

—Pues no parece que no sea nada —dijo él—, dime, ¿acaso Naruto te hizo algo?

—¿Naruto? —repitió Sakura, un poco asombrada de que él hubiese llegado a esa conclusión—. No... no, no es eso—la peli rosa salió corriendo luego de decir esto último, no quería estar frente a Sasuke en ese estado, no quería que la viera llorar, le daba mucha vergüenza.

—¡Oye, Sakura, espera! —exclamó Sasuke, alzando una mano hacia la dirección que ella había tomado, pero la chica ya se había ido—. Rayos. Pero ¿qué le pasa?

—Sasuke-kun, ¿qué le hiciste a Sakura para que saliera corriendo así? —preguntó Ino, que salió de quién sabe dónde y miró al Uchiha como si lo fuese a matar. Éste se llevó las manos a los bolsillos de la chaqueta, soltando un suspiro.

—Te equivocas, yo no le hice nada, la encontré así y no me quiso decir que le pasaba —respondió, volviendo a mirar hacia aquella dirección por donde se había ido la chica rosada, no comprendía la razón de su malestar al verla tan triste, pero se sentía muy inquieto por ella.

—Ya veo, entonces será mejor que vaya a verla —dijo la rubia, yéndose detrás de su amiga.

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Dentro del salón, Naruto y Hinata continuaban besándose, manteniéndose abrazados. Ninguno de los dos sentía deseos de separarse o de cortar ese beso, pero fue el rubio quien se dio a la tarea de ello, al recordar súbitamente —y como si no fuera cierto— que él tenía novia. Se sintió terrible al recordar a Sakura, era un idiota por besar a Hinata, pero, fuera de eso, se había sentido jodidamente bien.

—Hinata, lo siento, no sé en qué estaba pensando... —dijo al separarse, alejándose de ella y mirándola como si se sintiera muy aturdido—. Tú eres mi amiga y no voy a arruinar eso, además, yo tengo novia.

Es cierto —pensó con tristeza Hinata, bajando la mirada, se sentía como una estúpida—. No te preocupes, Naruto-kun, esto... fue un error y nada más, será mejor que me vaya —le dio la espalda a Naruto, sintiendo unas terribles ganas de llorar, no quería hacerlo, pero dejó que una lágrima se deslizara por su mejilla antes de salir corriendo de ahí.

Naruto se sintió horriblemente culpable, había engañado a Sakura y le había hecho daño a Hinata, ¿acaso podía ser más estúpido?

—Rayos, rayos, maldita sea —se regañó, revolviéndose la rubia cabellera con desesperación—. Ese beso se sintió muy bien... —terminó por decir, llevándose una mano a los labios.

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Matsuri se encontraba viendo el entrenamiento del equipo de futbol, le encantaba ver a ese pelirrojo llevando el balón por toda la cancha para luego meter un sensacional gol. No importaba lo mucho que lo detestara, él tenía algo que le llamaba la atención y le hacía querer observarlo, aunque jamás lo iba a admitir ante nadie.

—Ese estúpido es realmente bueno... y se ve tan guapo —murmuró, detallando lo apuesto que Gaara lucía mientras el sudor perlaba su piel blanca y sus cabellos se pegaban a su frente. Matsuri no entendía por qué su pecho se sentía apretado, ella realmente detestaba a Gaara, ¿entonces por qué no podía dejar de seguirlo con la mirada?

Amores de Secundaria (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora