Es algo inevitable 1/2

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Después de ser testigo del beso entre Sasuke y Hinata, Naruto no soportó seguir viendo aquella imagen, así que se alejó, sintiéndose como un verdadero idiota. Por su parte, Sasuke se alejó de Hinata, la cual solamente bajó la mirada, se sentía muy avergonzada, aunque aquello no había estado mal del todo.

—Hinata... lo siento mucho —se disculpó el Uchiha, mirando en otra dirección.

La chica negó con la cabeza.

—No hay problema, Sasuke-kun, no tienes por qué disculparte —respondió amablemente, intentando disimular lo nerviosa que estaba, aunque aquel beso no había sido malo, ni de cerca sintió lo que Naruto le hizo experimentar.

Sasuke volvió a mirarla, era obvio que Hinata no estaba nada emocionada con lo sucedido, así que frunció el ceño, quería decirle más cosas, pero no sabía exactamente qué.

—Está bien, pero de todas maneras yo...

—¡Ah, mira la hora! —interrumpió la ojiperla, poniéndose de pie de golpe—. ¡Las clases de educación física ya han de haber empezado y sabemos cómo se pone Guy-sensei cuando llegamos tarde! —exclamó después de escuchar sonar el timbre-

—Entonces vámonos rápido —Sasuke también se levantó y se limpió un poco la ropa antes de comenzar a caminar delante de Hinata, la cual lo siguió a paso rápido.

Hinata se quedó observando la espalda del muchacho de cabellera negra, había logrado deshacerse un poco de su incomodidad después de aquel sorpresivo beso, pero no podía dejar de pensar en que, tal vez, se había equivocado al permitírselo a Sasuke.

En otra parte de la escuela, Naruto le dio un fuerte puñetazo a un árbol solitario, mientras exclamaba lo furioso que se sentía.

—Ese imbécil de Sasuke... —murmuró, mordiéndose el labio inferior—. No puedo dejar que le haga daño a Hinata como a todas las chicas, pero... —apretando los puños, intentó respirar profundamente y calmarse—. Esto no debería importarme.

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Las clases de educación física del día de hoy, eran compartidas entre el salón de segundo y el de tercero, como era lo habitual. Todos se encontraban en la cancha grande, en donde el profesor Guy había planeado las actividades, decorando todo el campo de un modo que a más de uno le sacó de onda, por decirlo de algún modo.

Mientras Kiba se quejaba con Shikamaru sobre lo mucho que le fastidiaban las locuras de su profesor, la amiga de Karin, Kana, no dejaba de verlo y de suspirar, esa chica ni siquiera sabía disimular.

—Podrías cerrar la boca, Kana —le dijo Kin, haciéndola sonrojar como un tomate.

—Déjala, ¿no ves que se le cae la baba por el amante de los perros? —esta vez fue Karin quien habló, poniendo aún más roja a su amiga, la cual se sentía pequeñita cuando las otras dos la delataban de ese modo, aunque Kiba estaba lejos como para oírlas.

—¡C-Chicas! —se quejó—. N-no digan esas cosas, podrían escuchar.

Karin suspiró.

—Como sea, ahí viene esa idiota de la Hyûga —señaló la pelirroja a Hinata, la cual acababa de entrar al gimnasio y aún traía puesto su uniforme, igual que Sasuke—. ¿Hiciste lo que te pedí?

—Sí, Karin, lo hice —respondió Kana, poniendo una expresión de incomodidad en su rostro—, aunque no me pareció, porque esa chica se ve muy buena persona y... —se vio interrumpida por un grito de Karin.

—¡Si fuese buena persona no se metería con algo de mi propiedad!

Kana se cubrió los oídos, un poco asustada por el berreo de su amiga —Hablas como si Sasuke fuese una cosa —añadió, aun con los oídos cubiertos por las palmas de sus manos.

Amores de Secundaria (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora