Embarrassment || MINSUNG

Capítulo 1.

Como toda historia, todas se desencadenan a partir de una situación. Pero dudo mucho que a partir de una tan vergonzosa como esta.

Han Jisung se encontraba disfrutando de sus vacaciones de verano junto a su mejor amigo Hyunjin. Ese día decidieron ir a almorzar a una famosa cadena de comida rápida. McDonald's, para ser más precisos. Era un local nuevo que había abierto, se encontraba cerca de su escuela, por lo que planeaban visitarlo con frecuencia.

De no ser...

Jisung caminaba rumbo a recoger su pedido. En la bandeja yacían dos hamburguesas dobles, papas fritas y dos vasos de refresco enormes. Jisung caminaba con sumo cuidado, pero no contaba con el helado derramado en el suelo. Ese maldito helado lo hizo resbalarse y perder el equilibrio en una milésima de segundo. Jisung se lamentará el resto de su vida no haber puesto más atención al suelo que pisaba.

En un abrir y cerrar de ojos, la charola voló por encima de su cabeza, el contenido de esta se desparramó por el suelo dejando un gran desastre...Y Jisung, pues... Se encontraba demasiado adolorido y avergonzado como para levantarse.

Las personas a su alrededor permanecían quietas en su lugar, demasiado impresionadas por la escena que acababan de presenciar. Jisung levantó un poco su cabeza, buscando a Hyunjin, pero este se encontraba desde su mesa riéndose y tomándole fotografías en vez de ayudarlo.

Querer que la Tierra se lo tragara, quedaba demasiado corto. Jisung se sentía tan malditamente avergonzado, las miradas puestas en él no hacían más que incomodarlo aún más.

Definitivamente hoy no era su día.

Pero cuando creía que la cosa no podía empeorar, pues sí, lo hizo.

Jisung seguía tirado como un costal de papas en el suelo, la gente seguía mirándolo sin afán de ayudarlo, riéndose de él, pero todo cambió cuando uno de los cajeros saltó por el mostrador y corrió velozmente hasta él. Colocó ambas manos sobre sus axilas, tirando de su cuerpo en un fuerte agarre ayudándolo a incorporarse.

—¿Te encuentras bien? —Su rostro lucía preocupado—. Espero no te hayas hecho daño.

El empleado lo ayudaba a limpiarse con un par de servilletas. El rostro de Jisung ardía fuertemente debido a su vergüenza. No sólo por la incomoda situación, si no por el notable atractivo del joven empleado.

—E-estoy bien, no se preocupe.

—Le ofrecemos nuestras más sinceras disculpas, si quiere puede hacer otro pedido, correrá por nuestra cuenta.

—S-sí, muy bien, muchas gracias —Jisung aprovechó para escapar a toda velocidad de ahí.

—Maldito seas Hyunjin. ¿Por qué no fuiste a ayudarme? Habría pasado mucha menos vergüenza si hubieras acudido a mi rescate. Traidor de mierda. Declaro nuestra amistad por terminada —Esto no hizo más que hacer reír aún más a Hyunjin —. No te rías. Baboso.

—¡Diablos Jisung! ¡En serio que no puedo contigo —Lágrimas salían de sus ojos debido a las fuertes carcajadas que soltaba. Sostenía su estómago sin poder parar de reír.

—Ví que tomaste fotos, más te vale borrarlas si no quieres que tu vida se convierta en un infierno Hwang Hyunjin.

—Mejor ve por el pedido, ya nos están llamando, solo que esta vez no se lo des de comer al suelo por favor.

—¿Bromeas? No planeo pararme ahí de nuevo, ni en un millón de años. Ve tú por favor —dijo haciendo un puchero, cubriendo su rostro con sus brazos.

—Está bien, pero solo porque tengo hambre y no puedo arriesgarme a que tires todo de nuevo.

—¿Podrías dejar de reírte por favor? Las personas siguen mirándonos —Hyunjin hizo caso omiso y siguió riéndose estrepitosamente. Jisung hizo ademán de golpearlo.

—Cálmate, cálmate. Creo que ya no hará falta que ninguno de los dos se levante.

—Tu risa es demasiado irritante lo sab-

Jisung se vió interrumpido al ver al empleado que lo había ayudado acercarse, con una nueva bandeja de comida.

—Espero haber evitado un nuevo accidente —dijo mientras colocaba la charola en la mesa. —Buen provecho —Les dedicó una amable sonrisa, haciendo a Jisung encogerse en su asiento.

—Gracias, esperemos que este vergonzoso accidente no se repita —respondió Hyunjin.

Una vez que el joven empleado se retiró, Jisung pudo soltar el aire que había estado reteniendo.

—Hyunjin, no sabes cuánto te odio.

—Yo también te quiero.

Al menos las papas fritas sabían bien.