" Morado..."

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La comida al fin había finalizado, decidimos mirar una película para hacer algo de tiempo, al llegar la noche, Ahn Min tuvo que marcharse a su hogar, Jennie y las chicas me llevaron al supuesto departamento donde pasaría las noches, el señor kim tenía mucho mejor justo que mi propio padre, cuando él bebía y desquitaba su furia conmigo, solía correr a él resguardandome en sus brazos, desde que fui una niña, era un peso para ellos, un peso, que no debían cargar.

Al instalarme en la pequeña habitación con tonalidades grises y obscuras, (que a mi parecer era perfecto), las chicas se marcharon, era lógico que estuvieran agotadas y en cierto punto, algo fastidiadas, volaron hasta Tailandia para presentarse a mi estupido cumpleaños, aún sabiendo que mi padre no estaría contento con ello, siempre las miró como un distractor cuando en realidad eran la razón por la cual seguir viviendo.

El clima en Corea me era agradable, más por las noches, era el momento exacto donde un escritor encuentra sus más profundos sentimientos, las pequeñas gotas de lluvia caían sobre mi paraguas, y eso me recordaba al final de mi pequeño y perturbador libro.

Morado pensó en el suicidio más de una vez, pero siempre, el miedo lo detenía, por eso, le gustaba escribir en su viejo diario sin saber, que poco a poco iba muriendo con cada letra, cada poema, nadie vio ni una sola gota de sangre, quizá por eso nadie le creyó.

Una noche justo como esta ,mientras Amarillo jugaba en la consola junto a rojo, recibieron una llamada que les puso los nervios de punta, su amigo no había vuelto a casa después del colegio, lo inquietante, era que ya habían pasado más de 6 horas, sin pensarlo, Rojo corrió hasta aquel puente donde Morado le contaba acerca de sus más desgarradores sueños, esperando, poder encontrarlo ahí.

Al pasar los días, esos colores divertidos, brillantes y alegres, se tornaron gris, nadie podía salir de aquel obscuro y profundo hoyo de alcohol y drogas, poco a poco se fueron perdiendo entre sus mentes, Amarillo pasaba las noches leyendo aquel libro que su amigo cargaba a todas partes, esperando alguna respuesta, lo cual fue desacierto, quizá Morado no se interesó en despedirse o en explicar el porqué hizo lo que hizo, solo dejó una pequeña nota antes de morir, dejando muchas más dudas de las que ya tenían, " espero, y este libro no los destruya como a mí ".

Morado era una persona triste, de esas que no se les nota.


La Historia De Los Siete Colores (Precuela De Atrévete a Amar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora