— ¿Lisa?, ¿Qué estás mirando?— cuestionó Rose observando a la misma dirección que yo —
— Nada, me pareció ver algo, es extraño...— dije en susurro—
—¿Te sientes bien?, quizá sean los nervios por el primer día, siempre pasa, ya verás que te sentirás mejor, has vivido aquí por mucho tiempo — respondió Jennie termiando de maquillarse—
— Estoy bien— respondí con seriedad —
El camino fue corto, sin pensarlo, ya estábamos en la entrada del instituto, el chófer de Jisoo fue tan amable que nos trajo a todas sin problema alguno, al bajar, me sentía como en mi hogar, aquí, estuvo mi persona, y eso alegraba cada parte diminuta de mi corazón.
La gente pasaba como si no existiera, como si mi presencia fuera impecable, nadie me notó, nadie me observó, nadie murmuró por mi llegada, era como si pudiera hacer una historia nueva, era mi comienzo, era mi momento, y debía iniciar ya.
Las chicas me guiaron hasta la oficina del director, quien me daría algunas instrucciones de bienvenida, nunca se alejaron, permanecieron conmigo en cada momento, desde mi llegada, hasta el ingreso a mi aula, al parecer, ellas eran el típico grupito de chicas lindas, a las que todos miraban, y nadie era capaz de acercarse, no por ser inalcanzables, si no, por el respeto a cada una de ellas, siempre supe que brillarian, y estaba muy orgullosa de todo eso, en cada uno de los pasillos, había un reconocimiento para ellas.
El momento de presentarme ante mi clase había llegado, los chicos, habían sido amables, no era algo que me importaba, pero era un buen comienzo, al sentarme junto a mis amigas, las demás chicas se posaron a mi alrededor a hacerme preguntas innecesarias, comenzando por mi nombre, edad, y la mayoría eran piropos, lo cual no era de mi agrado total, al ver mis mejillas tornarse rojizas, se apartaron.
Las clases presenciales eran mucho más entretenidas que las clases en línea, había olvidado lo que era tener un maestro a dos metros de mí, o lo que era alzar el brazo para pedir una oportunidad, escuchar risas del otro lado del corredor, o escuchar la música del salón de artes, había tantas cosas de las que solía perderme.
El descanso había llegado, las chicas y yo bajamos a la cafetería, tomamos asiento en una de las bancas, disfrutamos de los aperitivos, charlabamos y reíamos de lo poco que había ocurrido en mi primer día, nunca había estado tan cómoda conmigo misma.
Pero quizá la comodidad duró muy poco. Ahí estaba otra vez, mirándome, con tanta intriga, él y su grupo estaban en la parte de arriba, observando cómo halcones en busca de alguna presa, pero sólo él, me observaba en silencio.
— No lo pienses amor, él no— comentó Jisoo en voz baja—
—¿De qué hablas?— cuestioné confundida —
— Su nombre es Lee Dongmin, él y su grupo son los chicos populares de toda el área, son cantantes, deportistas, compositores, y unos de los mejores estudiantes de la universidad, nadie se acerca a ellos, ni ellos a nosotras, somos, como polos separados— agregó Jennie—
— No los molestamos, y ellos no nos molestan, Sanha, es un niño dulce, Moonbin es el más coqueto, MJ, es el más divertido al igual que Rocky, Jin Jin es el atrevido, y Lee es el serio, es callado y el más tímido— agregó Rose—
— Pero no pensaba...
— Sabemos que no, Lee jamás ha mirado así a nadie, es más, él no mira a nadie que no sea el mismo— dijo Jennie interrumpiendome—
— Son buenos chicos, tienen hermosas voces y son la imagen masculina de aquí, pero no nos acercamos a ellos, y ellos jamás se acercan a nosotras, vas a estar bien — comentó Jisoo tomando mi mano, al finalizar el descanso, hice una pausa en los sanitarios, al salir, observé el mostrador, todos los trofeos ganados en décadas, justo como ellas decían, en cada uno de los triunfos del instituto estaban ellos, natación, Soccer, básquetbol, tenis, voleibol, e incluso música, eran unas estrellas—
Al girar, ahí estaba nuevamente, mirándome, sin decir una sola palabra, esta vez estaba solo, estaba de pie a mitad del corredor, a unos cuantos metros de mi.
Permanecimos así unos cuantos minutos, al no decir nada, me marché a mi aula.
Que chico tan más raro.
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La Historia De Los Siete Colores (Precuela De Atrévete a Amar)
Fiksi PenggemarDesde que era pequeña, me enseñaron a pronunciar cada color, y a diferenciarlo por su tonalidad. Con el paso de los años, poco a poco mi vida se tornó gris y se volvió simple, sin sentido ni valor, pasar tanto tiempo en mi recámara leyendo cientos...