La Historia De Los Siete Colores (Precuela De Atrévete a Amar)

" Tú...la señal de alto que todos me advirtieron "

Ella...ella era Apocalipsis del que cada poeta me advirtió. Ella, el rayo de sol que entraba por mi ventana al amanecer e invadía mi rostro... ella...quien gritaba <<Salta>> en un mundo lleno de precipicios, ella era ese Ángel con ansias de caos, y yo, un simple  demonio en busca de paz. Ella, es quien entra en tus pensamientos, habita en tu corazón, y se adueña de tu alma y permanece ahí sin ganas de marcharse, ella era la clase de contrato que firmas sin pensar, ella era todo eso que suelen advertirte.

Ella...ella quien no teme a entregar todo por amor, ella que entrega su corazón y alma sin temor a ser herida, ella era esa madre que cuida de ti cuando enfermas, quien suele tratarte como un niño. Esa artista que toma cada uno de tus pedazos rotos, y crea el más hermoso mosaico,  ella, quien te enseña a brillar entre ruinas, ella...ella era quien le daba vida a lo que ya estaba muerto...

Ella era la clase de chica que viene de la obscuridad pero aún así ama las puertas del sol, ella, con los ojos más soñadores para alguien que rara vez suele dormir, sus dedos, tocaban tu alma y acariciaba eso que no es visible.

Verla allí,  recostada a mi lado...mirándome con los ojos más grandes que había visto en mi vida... y la verdad es que... ella nunca fue aquella princesa que necesitaba ser salvada, ella era...la guerrera que me rescataba a mi.

—¿Qué miras?— cuestionó sin apartar sus hermosos ojos de mí rostro embobado—

— Te miro a ti — respondí sonriente, recargue mi rostro en el pequeño cojín y seguí admirando el arte de sus ojos, ella, mostró la más hermosa sonrisa que pude captar, su rostro se tornó rojizo, y hundió su risa en mi pecho —

Ella provocaba todo en mí,  me atrapaba con solo respirar.

—Lisa yo...tengo que decirte algo— hablar de esto me aterraba, el solo pensar que...Dios mío, no podía —

—No digas nada—  respondió aún en mi pecho —

—Lisa, debo hacerlo— agregué —

— No pensemos en nada, ¿si?, solo...sigamos disfrutando de esto— al ver su rostro supe cuanto lo temía al igual que yo, y aunque quizá debía decirle, ella tenía razón—

—Fuiste mi primera vez en muchas cosas, y quiero...que seas el último —

—Ay mi niña— no podía, simplemente no podía, la abracé con todas las fuerzas de mi corazón—

Ella era un terremoto...
Ella era un boulevard de emociones, soñaba aún despierta, bailaba al ritmo de su corazón,  aún sin siquiera pensarlo, ella, fue quien escribió poemas en mis hojas en blanco, fue quien coloreó el dibujo que nadie supo pintar, ella tomó mis lágrimas y las convirtió en sonrisas.

Siempre trató de ser fría y dura, pero a un solo roce de amor demostraba quien era en realidad,  aveces tormenta, aveces calma, algunos días era el arcoíris, y otros la lluvia, y quizá de eso se trataba la vida.

Ella era mi primer amor, y el más verdadero.

El amor era eso.

Ser con alguien... no de alguien...