" Al amor y a ti los conocí el mismo día"

8 1 0
                                    

Al prepararnos para ir a la cama y tomar uno de esos largos sueños donde las pesadillas desaparecen y los sueños son olvidados al despertar. Dongmin parecía estar muy agitado, pero debía acabar un proyecto del instituto, por más cansada que se sintiera mi cuerpo, permanecí junto a él.

Él estaba cerca de la mesa de centro  observando el computador, mientras yo, estaba tendida en el suelo recargando mi cabeza en sus piernas.

Permanecí en silencio dejándolo trabajar, pero por alguna extraña razón,  el sueño se fue...y solo estaba aquel silencio, ese, que suele ser cómodo y Pacífico. Alguna vez leí una frase en un viejo libro de amor que me dejó pensando, y hasta ahora, encontré el sentido de ello, y es que en un día como cualquiera, conoces a alguien que  te hace sentir que no habías conocido nada, y era cierto, al amor y a él los conocí el mismo día.

No cuán despistada estaba, solo sentí las manos de Dongmin moviéndome con demasiado cuidado, quizá creyó que estaba dormida en sus piernas, de pronto, él se puso de pie y se dirigió a la cocina, al regresar, traía un vaso de vidrio com agua fresca, al sentarse, prosiguió con su trabajo, quería que descansara, pero sabía también lo responsable que era, así que no lo dejaría solo.

Me levanté del suelo y me coloqué en medio de sus piernas, pude notar lo extraño que era para él,  pero no me impidió hacerlo, al poco tiempo, Dongmin me abrazó con solo una mano, la cual tomé.

— Creí que estabas dormida — comentó susurrando —

— Me quedaré contigo hasta que vayas a dormir — susurré  acomodándome entre su pecho y abdomen, estar así, me sentía como niña pequeña, cuando solía estar triste o cansada, S.coups me hacía sentarme así, y me dejaba dormir en su pecho—

—Ven aquí — comentó Dongmin apartándose del computador, él,  me cargó y me colocó sobre sus piernas en dirección a él—

—¿No debes seguir?— cuestioné abrazando su cintura con mis piernas

—Puedo continuar mañana, es solo una presentación — respondió sin darle importancia,  acercó mi cabeza a su honbro y me acurrucó —

— ¿Puedo ayudarte?— cuestioné,  para esto, Dongmin hizo una pequeña pausa con su boca, pidiéndome que permaneciera en silencio mientras me mecía como recién nacido—

—Vamos a dormir— respondió en voz baja, sabía cuán agotado estaba, con mis dedos, acaricie su cabello mientras mi cabeza estaba recargada en su hombro—

—No hagas eso— susurró tenso

—¿Perdón?— al cuestionarlo, enderece mi cabeza para poder mirarlo, este, tenía los ojos cerrados y mostraba una expresión distinta, en el momento en que los abrió, sus ojos eran profundos y obscuros—

— Provocas que...— sabía lo que trataba de decir, aún viendo su mirada provocadora, supuse que estaba nervioso—

Volví a acariciar su cabello pero está vez de otra manera, acerqué mi boca hasta su oído para que pudiera sentir mi respiración que comenzaba a agitarse.

—Lisa...por favor— podía escuchar con pesadez sus súplicas, pero al sentir sus manos subir por mis caderas entendí que no debía parar —

Besé poco a poco su cuello, hasta subir nuevamente al lóbulo, sus pequeños jadeos me daban más seguridad.

Sentí el peso de Dongmin por unos segundos, de pronto, me encontraba abajo de él acostada en la alfombra.

—¿Estás segura que quieres hacerlo?— cuestionó, su voz era ronca y provocativa

No sabía como responder, era nueva en todo esto, pero lo anhelaba con todo el corazón, con mis manos, bajé hasta su cadera, poco a poco, iba quitando su camiseta hasta retirarla completamente .

Al mirarlo, me quedé totalmente paralizada,Dongmin notó cuanto deseaba esto.

Sentí como sus labios recorrían cada parte del cuello haciéndome perder por completo la razón.

El amor era así, era ver lo peor del otro, y sujetar firmemente su mano.

Él me amaba,  lo sabía,  lo sentía.

La Historia De Los Siete Colores (Precuela De Atrévete a Amar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora