¿Un sueño?

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Perdón, iba a actualizar desde el viernes, pero mis amigos me arrastraban a jugar roblox jasjsj😭.

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Una semana y media. Ese fue el tiempo en el que estuvo internado Odasaku, hasta que su cuerpo ya no pudo aguantar más.  

Para Dazai fue... difícil, joder, para todos.

Siempre recordaría la cara de Mori al llegar, asustado,  estresado, desesperado buscando a su hijo de sangre, solo para ver que ya estaba en la ambulancia que había aparecido minutos atrás. Elise no dejaba de llorar, pidiendo perdón, abrazada a el castaño a pesar de que este estaba completamente empapado por la lluvia de esa noche y prácticamente la ignoraba. Él... aún tratando de calmar su respiración y corazón, el temblor que tenía sabía no iba a poder pararlo, no en una noche fría como esa y con la ropa húmeda, abrazando a la rubia sin siquiera darse cuenta, pues estaba más preocupado en lo que diría Mori y, por supuesto, en la condición del pelirrojo. 

En los pocos minutos que les daban a la hora de visitas, Dazai nunca podía verlo a la cara. No podía. Su hermano estaba intubado, pálido, con los ojos cerrados, como si nunca más los fuera a abrir. Elise siempre que entraba, le pedía perdón, que le diera una oportunidad más, que necesitaba vivir para demostrarle que podía hacerlo mejor... En cuanto a Mori, nunca asistía a las horas acordadas, se la pasaba en el trabajo, rara vez lo veían en casa; Dazai ni siquiera se acordaba de la última vez que le vio comer algo. 

El día en el que entró a la hora de visitas y por primera vez decidió alzar la vista para mirarle, vio que su hermano estaba más pálido de lo normal, hinchado y con los labios morados. Supo en seguida que iba a ser justo en ese momento. Recuerda haber salido corriendo del área de urgencias para ir al teléfono fijo más cercano y marcarle a Mori que fuera, que probablemente eran los últimos minutos y... así fue. El azabache llegó en cinco y entró de nuevo con Osamu y Elise.

Todos se acercaron con lentitud, tal vez pensando que, mientras más tardaran en llegar, Oda podría vivir unos minutos más pero... 

—Ey... traje a todos —Dazai odiaba cómo se escuchaba su voz; triste, apagada, al borde de cortarse —. Perdón, O-Odasaku... 

Sintió las lágrimas formarse en sus ojos, a punto de caer. Quería decirle algo más, lo mucho que le quería, que lo extrañaría pero... sentía un nudo asqueroso en su garganta, que el aire le faltaba, que si abría la boca y trataba de hablar, no iba a lograrlo. Así que optó por agarrarle de la mano, esperando que con eso, pudiera entender cómo se sentía, que todo era muy difícil y que le encantaría seguir viéndolo en la casa, en su silla de ruedas leyendo algo.

—¡Y-yo prometo ser una mejor hermana! —era Elise quien hablaba, sin importarle que su voz se le cortara ni que las lágrimas bañaran su rostro, estaba triste y si quería llorar, lo haría; Mori le había enseñado que no debería avergonzarse de eso, que estaba bien dejar salir sus emociones—. N-no quiero, no te m-mueras, hermano. ¡Necesitas seguir vivo para que pruebes las galletas que iba a aprender a hacer! ¡Para que veas cómo bailo mejor que todas en mi clase! ¡Para...! Para que me veas crecer...

Dazai apretó los puños inconscientemente. Era raro escuchar a la rubia tan rota, tan desesperada. Siempre se la pasaba gritando, pero alegre, consiguiendo lo que quisiera de su padre y todos; vestidos, chocolates, muñecas. Y ahora que estaba deseando probablemente lo  más ha anhelado hasta ahora, no iba a poder conseguirlo y...

Sintió que alguien le agarraba del hombro. 

—Lo que estos dos tratan de decir, Sakunose, es que te aman y te extrañarán —era Mori, quien también abrazaba a Elise con el brazo libre que le quedaba, tratando de consolarla un poco —. Así que ve, no te preocupes por nosotros. Seremos una buena familia y... salúdame a tu madre. Los amo a los dos. 

Colores CálidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora