¿Te molestarías si...?

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Omgg, ¿doble actualización? 

Actualizo porque me tardé mucho en actualizar el anterior, así que, para compensar subo este también. 

Aviso de un poco de homofobia. Gracias por leer de antemano<3. 

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Los acontecimientos que siguieron después de esa pequeña reconciliación respecto a Shirase, nunca fueron descubiertos por Dazai. 

Chuuya por supuesto que iba a dejarle un ojo morado al albino y reprimirle a pesar de que el castaño le había pedido que no lo hiciera, pues pensaba que era una pérdida de tiempo y que no valía la pena. 

Pero el pelirrojo pensaba de diferente manera.

Fue esa misma noche, una en la que no durmió, esperando que los efectos de las pastillas terminaran en el castaño porque sabía que este se la pasaba despierto como tres horas después de que todos se acostaban, que ejecutó su pequeño plan. 

No era elaborado, ni mucho menos pensado con buena anticipación. Simplemente quería pegarle a alguien y ese alguien resultaba ser Shirase. 

Por eso, cuando escuchó al lado de él la calmada respiración del castaño, se asomó para verlo. Estaba con los ojos cerrados y la boca un poco abierta, lo cual se le hizo tierno, porque las pocas veces que le había visto dormir, siempre estaba con una cara seria, pero no había tiempo para eso. Con sumo cuidado, se quitó las sábanas de encima, se sentó tratando de no hacer sonar mucho el colchón, se puso sus pantuflas que tenía al lado y se levantó. 

No le gustaba levantarse en medio de la noche cuando todos andaban durmiendo porque... no lo admitiría nunca, pero le daba miedo ver algo fuera de lo normal. Sin embargo, no iba a salir solo de la habitación.

Se encaminó hasta la cama de Shirase. El chico estaba babeando y tenía brazos y piernas abiertas, como si fuera el dueño de todo lo que le rodease. 

El dueño de los estúpidos será. 

Su cara reflejaba tranquilidad a la vez que alerta, como si no molestara a los más pequeños, como si no fuera un maldito bully que se aprovechaba de los demás, como si nada de eso importarse. 

Chuuya tuvo la decencia de taparle la boca con su mano, antes de levantarlo. 

—Oye, Shirase —empezó moviéndolo por el brazo, obteniendo solo un gruñido por parte de este —. Me dijo Haruno que te mande a llamar porque al parecer vinieron a adoptarte. 

Era una cruel mentira. Una que te llena de ilusiones y planes a futuro y una que, en circunstancias normales, el chico no hubiera creído. Pero se estaba levantando, no había dormido lo suficiente y, lo más importante, era tonto. 

Shirase abrió un poco los ojos después de escuchar aquellas palabras, ni siquiera se preguntó porqué Chuuya tendría su mano en su boca, simplemente asintió. El pelirrojo tomó eso como una buena señal, y quitó su mano.

—¿De verdad? —preguntó un somnoliento Shirase, quien aprovechó para sentarse en la cama mientras se estiraba un poco. 

Chuuya asintió y la agarró del brazo para salir de ahí antes de que este se despertara por completo. 

Abrió la puerta con cuidado y, una vez salieron los dos, volvió a cerrarla con la misma delicadeza. Transportó a Shirase como si este fuera un zombie que no tenía idea de quién era o porqué estaba haciendo todo eso, hasta que llegaron a los baños y prácticamente fue arrojado al suelo una vez cerró la puerta Chuuya. 

Colores CálidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora