Sesión de fotos

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"¡Nakahara Chuuya, uno de los modelos del momento, anuncia estar en una relación con un hombre!".

"Corazones de miles de chicas destrozados, pero intrigadas por cómo será el el novio de Nakahara Chuuya".

"¡Con un hombre! Las sospechas eran ciertas, Nakahara Chuuya es del otro bando".

Cuando el pelirrojo decidió hacer verídicas las sospechas de que estaba saliendo alguien... sabía que las noticias, revistas y demás, estarían pronto repletas de su cara con títulos como los que acababa de leer. 

Los teléfonos no dejaba de sonar, el pobre Tachichara ya se empezaba a hartar de tener qué decir las mismas palabras cada que contestaba y le pedían hablar con Chuuya acerca del asunto, casi siempre pidiendo por una entrevista, o una sesión de fotos. El pobre tenía que estar reprogramando todo el horario del pelirrojo cada que este aceptaba alguna de las anteriores, asegurándose que no tuvieran que ver con nada del asunto del novio... Pero ya saben, cuando en el mundo del entretenimiento y las cámaras un artista llama la atención del público, las empresas no tardan en pedir citas para sesiones de fotos y entrevistas con ellos. Michizou juraba que en cualquier momento se le caía el cabello de tanto estrés, a punto de pedirle al pelirrojo que contrataran a alguien más. 

Después de haber hecho oficial todo, Dazai empezó a salir con sombrero, lentes y capucha, cosa que le pidió el pelirrojo porque, si iban a estar viajando juntos y aún no daban una entrevista oficial ni fotos de quién era... Chuuya no quería que salieran fotos tomadas por los paparazis que le seguían a todos lados. Si querían una foto de Osamu, este tenía que aceptar y además, le pagarían. 

Dazai había aceptado empezar a moverse con el pelirrojo por razones simples. No tenía nada que lo tuviese anclado en Yokohama, ya no. No estaba estudiando, no tenía que cuidar de Odasaku, no tenía un empleo importante que tuviese que mantener y su familia... bueno, la podía visitar cada que hubiera festividades. Así que, ¿por qué no? 

Al principio, sí le molestó un poco tener que estar dependiendo del dinero del pelirrojo... pero le había prometido devolvérselo cuando consiguiera que sus pinturas fueran de renombre y la gente le pagara una buena cantidad por ellas. 

Y así pasaron las siguientes semanas, moviéndose de un lugar a otro por todo Japón. En revistas salían a veces fotos borrosas del castaño, pero esas solo aumentaban más la curiosidad de la gente, pues no podían ver cómo era el rostro de este exactamente. ¿Lo único que sabían? Que era alto y delgado, punto. 

Ahora, andaban en la prefectura de Hokkaido, encerrados en el apartamento que Chuuya siempre rentaba cada que iba ahí por cuestiones de trabajo. Ese día, le preguntó a Dazai algo que tarde o temprano, debía hacerlo. 

—¿Una entrevista y sesión de fotos? ¿Tuya y mía? —Dazai andaba tirado en el mueble, leyendo un libro peculiar de cómo suicidarse, uno que Chuuya juraba algún día quemaría sin que el otro se diera cuenta. ¿De dónde había sacado el interés acerca de este tema tan depresivo? No lo sabía aún. 

El pelirrojo asintió. Una de las televisoras más famosas había llamado esa mañana, preguntando precisamente por eso. Chuuya no estaba seguro de si quería hacerla... pues era revelar al cien por ciento al castaño a los medios, a su mundo. Sí, era algo que inevitablemente iba a pasar, pues Dazai no se podía estar ocultando el resto de su vida... pero una sesión de fotos oficial, tenía muchísimo más peso que una foto equis tomada de la calle. 

—Es solo si tú quieres. Es para una televisora y revista bastante famosa aquí en Japón.

—Hmmm, no me gusta mucho confiar en los medios-

Colores CálidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora