Juntos

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Capítulo corto, pido perdón y de paso, Feliz Halloween adelantado :D❣️.

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—Osamu, ¿no tienes tres pinturas que entregar mañana?

Eran las nueve de la mañana, Chuuya ya estaba bañado, había desayunado y arreglado, listo para sesiones de fotos, entrevistas y todos los pendientes que tuviese ese día... por el otro lado, Dazai seguía envuelto en las sábanas como un taquito, durmiendo plácidamente como si no tuviera trabajo que hacer. 

Así que Chuuya le estaba tratando de levantar. 

—Dazai, voy a quitarte la sábana si no te levantas —volvió a amenazar.

Habían pasado ya varios meses desde que se reencontraron, volvieron a retomar su relación y se hicieron una pareja oficial al mundo del pelirrojo, por lo que ya tenían una pequeña rutina y conocían las manías del otro. 

Chuuya madrugaba, no importaba si tenía que trabajar o no, le gustaba aprovechar su mañana, ya sea yendo a correr, o preparándose un desayuno saludable o simplemente tomando un poco de sol. Se consideraba una persona activa que le gusta estar yendo de un lugar a otro, conociendo gente, paisajes, comidas, etcétera. Un aventurero, en pocas palabras. 

Dazai era como un vampiro; si Chuuya lograba levantarle en la mañana, bien, al menos desayunaba y bañaba, pero era como si fuera un zombie el resto del día, acostado en el sofá, viendo televisión o escuchando la radio, perdiendo el tiempo leyendo libros tontos como el de suicidio o simplemente durmiendo de nuevo; era en la noche cuando se ponía a hacer todos los encargos que tenía, porque, desde que salió al mundo que era el novio de Chuuya, ahora todos querían una pintura de él. ¿Se quejaba? No, conseguía dinero haciendo lo que le gustaba y al público le estaba encantando su trabajo... el único problema, era lo flojo que se había vuelto recientemente.

—Quiero seguir durmiendo... —se quejó a lo bajo, tapándose la cara con las sábanas cuando sintió el sol en su cara, asumiendo que Chuuya había deslizado las cortinas. 

Chuuya viró los ojos, hoy no sé lo iba a permitir, no cuando tenía bastante trabajo.

Agarró desde la parte de abajo la sábana que estaba usando el castaño y, con fuerza, tiró de ella, quitándosela por consecuencia y dejando a Dazai solo con la almohada.

—¡Tienes unas tres pinturas y solo has hecho el boceto de cada una! —a veces sentía que, en vez de un novio, tenía un hijo malcriado que no quería hacer su tarea. 

Dazai frunció el ceño, abriendo los ojos llorosos por el sueño, con enojo, viendo a Chuuya algo irritado. 

Y Dazai a veces juraba que Chuuya era la madre que nunca tuvo. 

—Cinco minutos más... —se tapó la cara con la almohada, suspirando de alivio pues ya no sentía el sol en su cara, pero fueron segundos nada más, porque fue lo siguiente que le quitó el pelirrojo —. ¡Chuuya!

—Me llevo esto —dijo refiriéndose a la sábana y almohada —. Y ya me voy, te dejé el desayuno en la cocina, no hagas nada estúpido y mueve ese trasero, tienes trabajo. Adiós.

Para ese punto, Dazai ya se había sentado en la cama, estirándose y bostezando mientras veía al enano esconder sus cosas en el armario. Bueno, ahí va otra sábana y almohada, tendría que robar las que Chuuya tenía escondidas en la cocina...

—¿No se te olvida algo? —preguntó cuando vio que el pelirrojo ya se había dado media vuelta para salir por la puerta de la habitación. 

Chuuya suspiró, pero una sonrisa apareció en su rostro cuando se acercó hasta el castaño, dándole un pequeño beso que el otro recibió feliz. 

Colores CálidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora