XXXI

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N/A: Solo paso a comunicarles que soy una persona para nada conocedora de los ámbitos en la política y los juicios que se realizan para determinar si los hechos son ciertos o no. Por ello, me gustaría que comprendieran la poca información que les brindaré sobre lo que está sucediendo en el juicio porque mis pocos conocimientos son sacados de internet o una fuente confiable de vivencias propias. También pido comprensión en el ámbito de lo ficticio, habrá una gran variedad de cosas que no existen y no existieron, así que porfavor, evitemos los mal entendidos y sepamos todos que esta historia es solo con el fin de entretener. Gracias y disfruten la lectura.

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Cuando eres pequeño, la mayoría de las veces que tienes miedo o simplemente crees no poder ser fuerte, tienes a tus padres a tu lado simplemente dándote ese apretón de manos y diciéndote al oído que todo estaría bien.

Y digo la mayoría de las veces porque no existe la perfección o lo absoluto en sí. Todo son estadísticas y promedios. Sobre todo para alguien como Jisung, que vivió toda su niñez siendo alguien totalmente distinto a su casi adulto. Había tenido ese apretón de manos, había una soga sosteniéndole de la cintura en caso de estar por caerse. Sus padres habían hecho presencia en su vida para luego desatar esa soga y colocarsela en el cuello.

Y la primera vez que se dió cuenta de lo lejos que habían ido con su odio hacia su propio hijo, fue en cuanto se encontró solo, sentando en una silla de madera, rodeado por periodistas que tuvieron que alejar rápidamente, testigos de una corte que el mismo se había buscado con sus pensamientos y a la persona que buscó en la oscuridad toda su corta adolecencia. Su madre estaba ahí, parada en la puerta, en su espalda había un señor de traje y aunque no notó la presencia de ningún policía en el lugar, su rostro presentaba síntomas de no haber dormido por noches y una clara despreocupación al mismo tiempo.

Pero eso no fue la parte que más miedo le causó a Jisung, enfrentar a la persona que algún día la había dado su mano, sino cuando la habitación se sumió en un silencio aterrador y ni siquiera la mirada de Mínho podía tranquilizarlo. ¿Que pasaría si su madre quedaba libre? ¿Tendría que volver a la casa? ¿Vivir bajo sus mandatos de nuevo?

No, el no podía permitir que la última gota rebalsara su vaso. Necesitaba ganar ese juicio o su vida, literalmente, acabaría en esa misma habitación de cuatro enormes paredes blancas.

Jisung miró sus manos, buscó su propio refugio y se sostuvo su propia mano. Al fin y al cabo, su presencia en la tierra se había basado en eso. Se había obligado a si mismo a no perder los cables y mantenerse totalmente estable frente al viento. Jisung se estaba dando cuenta de lo fuerte que podía ser y lo poco que lo demostraba frente al resto.

Segundos después y cuando el silencio ya no era tan notorio, un cuerpo se sentó justo a su lado dejando un bolso marrón en la mesa y haciéndose notar con una tos llamativa. El padre de Hyunjin, el abogado o señor Hwang, estaba ahí, mirándole con la más cálida sonrisa que Jisung había visto en tiempo.

—Hola, Jisung. ¿Cómo te sientes? —Preguntó el hombre, buscando más información en la mirada del menor que en sus palabras.

—Estoy aquí y es todo lo que importa por el momento. —Afirmó el castaño, dedicándole una rápida mirada a su madre, quien se mantenía igual de fina y recta que siempre, mirando un punto perdido de la habitación.

Jisung había hablado con su abogado días atrás, habían dejado en claro sus posturas, sus ideas y todo lo que ocurriría en el juicio. Para alguien como Jisung, que pocas experiencias con el mundo exterior tenía, se le resultó muy difícil al principio entender de que hablaba. Pero le siguió el ritmo, o se vió obligado a hacerlo de solo pensar en un futuro igual que su pasado.

GARDEN - [Minsung] [FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora