"Mí corazón está roto", una frase que existió durante años y la gente la dice hasta el día de hoy como si fuera literal. No, todos sabemos que el corazón no está roto, que está ahí, latiendo, haciéndote más humano que nunca y creciendo tu vida.
Pero, a veces, la frase esa es perfecta para describir los sentimientos. No, el corazón no está roto, pero se siente como si lo estuviera. Como si ya no latiera en tu pecho, la vida y la muerte fusionadas, pues, eres un humano vivo pero tus emociones y sentimientos están muertos. Parece que cayeras en un pozo, pero no es asi, estás ahí en la tierra, pero te sientes en constante caída libre.
Si, son solo metáforas. No hay un vacío en tu pecho, hay muchos órganos aún ahí vivos, pero no los sientes y si tu cabeza cree que no están ahí, entonces no lo están. No, no hay ningún océano que defina tu vida, pero tienes en el cuerpo el dolor de miles de olas pegandote constantemente y sin un ápice de piedad. No, no estás muerto, aún respiras, el oxígeno sigue llegando a tus pulmones, pero quizás, te sientes tan malditamente muerto que ni siquiera sabes cómo es posible que sigas ahí.
Metáforas, las utilizamos para describir sentimientos que, a veces, con palabras comunes no alcanza.
Y describir los sentimientos de Mínho en estos momentos, es casi tan imposible como hacer que vuelva a crecer un Olmo con tanto significado como el anterior.
Esa noche que todo se derrumbó, la policía estaba ahí, pero no había hecho nada. Sabía que la madre de Jisung le había pagado para que no hablara, pero le parecía tan malditamente injusto que, mientras toda su vida se derrumbaba con esa nube de humo, la señora Han se reia en su cara y le decía, sin abrir la boca, que había perdido. Que se había metido en su territorio y que no iba a salir ileso de allí.
Ahora estaba en su cuarto, pero ya no se sentía en casa, de hecho, ya no sentía nada. Su cuerpo no le pertenecía a el, su cabeza, quien solía hacer mucho bullicio en las noches de insomnio, ahora estaba en silencio. No había nada en ella, estaba vacía, pero eso es solo una metáfora, ¿Verdad? Cómo todos, Mínho aún estaba vivo.
Sus rodillas al pecho, su mirada pérdida, ya no quedaban lágrimas que derramar, su cuerpo le dolía pero ni siquiera le importaba. El dolor de su pecho seguía ahí, pero, ¿Que podía hacer el? Era lo único que lo hacía sentir vivo en esos momentos. El dolor, algo tan humano.
Jisung estaba en una situación peor, a el si le quedaban lágrimas que derramar, no porque quisiera, sino porque cada vez que abría los ojos lo único que se le venía a su mente era el dolor de Mínho inyectado en sus ojos, oía el grito desgarrador que pegó esa noche. Cómo la última mirada que le había dado en el camino de los Álamos era de seguridad y confianza y cuando llegaron a casa, lo único que quedó en ella, era oscuridad y tristeza.
Y era su culpa, mierda, Jisung creía tener la culpa de todo. El había llegado a su vida, la había infectado con su enfermedad y la había arruinado bruscamente. Le había contagiado su manera de ver el mundo y ahora estaba sufriendo las consecuencias. El lo sabía. Sabía que iba a acabar mal, que no merecían amor ni merecían amar. Pero se mantuvo ahí, siendo egoísta con sus sentimientos.
Jisung se encerró en su habitación, su madre le había gritado, tenía un golpe en su mejilla que le había hecho en cuanto nadie los miraba, había moretones en su cuerpo y un corte profundo en su frente que, el mismo tuvo que curar.
La ventana se encontraba cerrada, tal y como muchas veces había estado, pero está vez era diferente, se sentía diferente. Afuera el viento azotaba las hojas del árbol donde descansaba la casita de madera y ya no era tan frío como semanas atrás, se venía la primavera, pero todavía se sentía el invierno. El agua de la psicina que había limpiado con mucho esfuerzo Jisung, ahora volvía a estar llena de bichos y hojas secas. El pasto había crecido unos centímetros desde que Mínho lo había cortado y la verdad, ya no parecía quedar ningún rastro de que alguna vez estuvo en esa casa.
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GARDEN - [Minsung] [FÍSICO]
FanfictionMinho adoraba su jardín. Las flores en las esquinas de diversos colores, las torpes enredaderas en su valla al final del terreno y la brisa de primavera que golpeaba suave las hojas del Olmo, decorando el centro del jardín Lee. Minho cuidaba y prote...