My brother's roommate

5.

- No puede ser, no puedes estar hablando en serio. Gritó Carina desde un lado del sofá.

- Nunca había hablado más en serio en mi vida. Me parece ridículo. Respondió Maya que se encontraba sentada en la otra esquina del sofá.

- ¿Ridículo? Por favor. Dijo Carina molesta mientras se levantaba del sofá.

- Es mi opinión, no puedes juzgarme por eso. Dijo Maya levantándose también para estar a la altura de Carina.

- Claro que puedo. Creí que las cosas estaban mejorando Maya, pero esto, esto no lo puedo perdonar. Carina soltó un suspiro, mientras movía las manos como loca.

- No exageres, no es la gran cosa.

- ¿Qué no es la gran cosa? Dile eso a cientos de personas que opinan lo mismo que yo.

- No me importa lo que opinen cientos de personas, no me gusta y punto. No harás que cambie de opinión.

- Eres insoportable Maya, te lo juro. Gritó Carina, mientras se dejaba caer de nuevo en el sofá.

- Claro, como tú eres tan fácil de tratar. Respondió Maya con la misma intensidad.

- ¿Están peleando de nuevo? ¿Qué pasó con el trato, prometieron que se llevarían bien? Interrumpió Andrew que había escuchado los gritos desde su habitación.

- Giuro che ci sto provando, ma lei continua a provocarmi. (Te juro que lo intento, pero ella no deja de provocarme). Dijo Carina, cruzando los brazos.

- Deja de hablar mal de mi en italiano, sabes que no entiendo nada. Dijo Maya torciendo los ojos.

- Dije que lo intento, pero es imposible contigo. Respondió Carina.

- Carina por favor, estas peleando por algo tan estúpido. Volvió a alzar la voz Maya.

- ¿Estúpido? Non ci posso credere. (No lo puedo creer). Carina se levantó de nuevo, dando vueltas como loca por todo el lugar.

- Sí, estúpido y deja de hablar en italiano.

- Ahora me vas a decir en que idioma debo hablar, por favor.

- No estoy entendiendo nada, pueden dejar de pelear por un segundo y explicarme qué es todo esto. Interrumpió de nuevo Andrew.

- A tu amiga aquí no le gusta Friends, dice que es ridículo y no entiende porque a tantas personas les gusta. Soltó Carina en un tono bastante molesto.

- Estás haciendo un drama por gusto, solo di mi opinión, no entiendo por qué la gente lo aclama tanto solo es un simple show.

Las dos voltearon sorprendidas al escuchar que Andrew se mataba de la risa.

- ¿Qué demonios? ¿De qué te ríes? Preguntó Carina.

- Es solo que no puedo creer que estén peleando por un simple show de televisión. Dijo Andrew tratando de contener la risa.

- ¿Un simple show, acaso estás de su lado? Carina gritó de nuevo.

- No estoy del lado de nadie Carina, es solo que no veo el punto de todo esto. Dijo Andrew señalando el espacio entre las dos para hacer referencia a la pelea.

- Non posso credere che anche mio fratello sia dalla vostra parte. (No puedo creerlo hasta mi propio hermano está de tu lado). Mejor me voy a dormir, ya que los dos decidieron ponerse en mi contra. Fue lo último que dijo Carina antes de dar la vuelta e irse a la cama.

Al día siguiente cuando Maya regresó de correr encontró a Carina tomando café en la encimera de la cocina aún en pijama y con un el pelo en un chongo desordenado, aunque no lo quisiera no pudo evitar clavar su mirada en la italiana y admirar lo hermosa que se veía. La miró por unos segundos y luego se dirigió a la cocina por un vaso de agua, evitando a toda costa hacer algún comentario o mirar fijamente a la italiana.

- Lo siento. Murmuró Carina después de unos segundos.

- ¿Qué? Preguntó Maya, que no había logrado escuchar lo que dijo Carina.

- Lo siento, por lo de ayer, tenías razón exageré un poco con todo. Pero no me puedes culpar, tengo sangre italiana, somos gente apasionada. Dijo Carina, con una pequeña sonrisa en los labios.

- No te preocupes, yo tampoco reaccioné muy bien que digamos. Respondió Maya, devolviéndole la sonrisa.

- ¿Así que ya estamos bien otra vez? Preguntó Carina.

- Con una condición. Dijo Maya con una sonrisa a lo que Carina respondió frunciendo el ceño. – Me tienes que dar de probar de ese café que huele tan bien.

- Trato hecho. Dijo Carina mientras de levantaba a servirle una taza de café a la rubia.

Ambas se sentaron a disfrutar de su café y de la compañía de la otra en silencio, pero no era un silencio incómodo, por alguna extraña razón en ese momento ambas se sentían en paz al estar acompañadas la una de la otra. De vez en cuando Maya subía la mirada para admirar de nuevo lo perfecta que se veía la italiana. Carina no se quedaba atrás, no podía evitar dirigir su vista de vez en cuando hacia la rubia, que desde que entró llamó su atención con su playera sin mangas que dejaba ver los músculos de sus brazos, sus mallas que marcaban cada una de sus curvas y su cabello rubio agarrado en una pequeña cola. Sus ojos azules más brillantes que nunca mientras saboreaba el café preparado por Carina.

Siento tardarme tanto en actualizar, estoy muy ocupada últimamente.