18.

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- ¡Llegamos! Exclamó Maya emocionada.

- ¿Cómo que llegamos? A penas salimos del edificio Maya. Dijo Carina confundida.

- Sí, este es el lugar.

- ¿En medio de la calle?

- No es cualquier calle.

- ¿A qué te refieres?

- ¿Realmente no lo recuerdas? Preguntó Maya algo decepcionada.

Carina hizo su rostro más pensativo, frunciendo las cejas y moviendo los labios de un lado a otro, para que Maya pensara que realmente lo había olvidado.

- Ok, si no lo recuerdas creo que esta cita no tiene mucho sentido. Dijo Maya después de un tiempo, en su rostro se podía notar la decepción. – Creo que... tal vez... creo que será mejor que volvamos...

Al ver que Maya estaba empezando a sentirse insegura, Carina decidió que era momento de terminar con el show.

- Hey! Estoy bromeando, por supuesto que lo recuerdo. Interrumpió Carina inmediatamente a la rubia. – Yo estaba bajando del taxi tranquilamente por aquí. Dijo mientras imitaba lo que narraba con sus palabras. – Mi vuelo había sido agotador y solo quería descansar, pero justo cuando iba a caminar hacia el apartamento de mi hermano. ¡Boom!, una chica descuidada derramó su café sobre mi lujosa blusa italiana, aún no he podido quitarle la mancha. Añadió Carina acompañada de una carcajada.

- No, realmente no lo recuerdas, así no fue como sucedió. Dijo rápidamente la rubia. – Yo iba caminando tranquilamente rumbo a mis clases, cuando de la nada una chica salió de un taxi como loca y me tiró mi delicioso e indispensable café. No solo llegué tarde a clases, sino que de mal humor porque no pude tomarme mi café. Añadió mientras hacia un pequeño puchero.

- Bueno, recuerdo que estaba furiosa, pero al menos tuve la oportunidad de ver los ojos azules más hermosos que había visto en mi vida. Sonrió Carina.

- Así? Bueno, pero, aunque estabas furiosa te veías encantadora. No podía dejar de ver esos hermosos ojos café, aunque estuviera molesta. Dijo Maya con una carcajada.

- Siempre voy a recordar ese día. Dijo Carina. – Pero no entiendo, ¿vamos a tener una cita en medio de la calle? Preguntó aún confundida.

- No exactamente. Dijo Maya con una sonrisa pícara. – En realidad esta calle es solo el camino hacia el verdadero lugar de la cita. Añadió extendiendo su mano, que inmediatamente Carina entrelazó con la suya. – Tú me enseñaste la maravilla de la comida italiana, ahora es mi turno de llevarte a mi restaurante favorito.

Las chicas continuaron su camino hasta llegar a un pequeño local, con unas cuantas luces en el exterior, nada elegante ni pretencioso, pero muy acogedor. Maya le abrió la puerta a Carina y tomó de nuevo su mano para llevarla a una de las mesas del fondo. El lugar estaba completamente vació, se veía bastante antiguo y a Carina le pareció un poco extraño la elección del lugar.

- Maya cariño, me alegra verte de nuevo. Se acercó una señora de avanzada edad y abrazó a la rubia fuertemente. – Te ves tan hermosa como siempre. Añadió mientras le apretaba los cachetes, tornando la pálida piel a un color más rosado.

- Hola Margot, también me alegra verte de nuevo. Respondió la rubia amablemente.

- ¿Y quién es esta hermosa chica? Dijo observando a Carina.

- Carina, es de Italia y una increíble bailarina. Vino a estudiar danza en una de las academias más prestigiosas del país, es increíble deberías verla. También es hermana de mi compañero de apartamento así que se está quedando con nosotros por un tiempo. Exclamó Maya con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

- Encantada de conocerte Carina, estoy segura de que eres muy talentosa y debes ser muy importante para mi niña si te trajo aquí. Añadió la señora amablemente, dejando a Maya con las mejillas ruborizadas por el comentario.

Después de tomar su orden Margot se dirigió a la cocina dejando a las chicas solas en la mesa. A Margot le fue difícil apartar la mirada de las chicas, Maya llevaba años yendo a su restaurante y nunca había llevado acompañantes. Después de "La última cena", como Maya suele llamarla, Margot no vio a Maya por años, hasta que un día la pequeña rubia que ella recordaba apareció hecha toda una adolescente, con la misma sonrisa encantadora y los ojos azules que brillaban con el sol. A partir de ese día las visitas de Maya al restaurante se hicieron más constantes, se sentaba en su mesa de siempre y disfrutaba de sus platillos favoritos con una enorme sonrisa, en ocasiones Margot se sentaba junto a ella y platicaban sobre la vida. Pero la rubia siempre llegaba sola, hasta hoy.


- Ok, la comida italiana es lo mejor del mundo y nadie va a cambiar mi opinión, pero esto ¡oh dios! está exquisito. Dijo Carina, mientras disfrutaba de su platillo. – Vas a tener que traerme aquí más seguido. Añadió con un guiñó.

- Margot es una cocinera increíble, desde que recuerdo este siempre fue mi restaurante favorito. Carina pudo notar la nostalgia en el tono de voz de Maya.

- ¿Solías venir de niña? Preguntó Carina tímidamente, quería saber más sobre Maya, pero no quería presionar demasiado y asustar a la rubia.

- Sí, mi padre solía traernos cuando éramos niños. Solíamos venir los cuatro, mi papá, mi mamá, Mason y yo. Eran mis días favoritos. Suspiró. – Él no siempre fue así sabes, recuerdo que en algún momento fue cariñoso y se sentía orgulloso de su familia, hasta que todo cambió. Hubo un pequeño momento de silencio. – Margot estuvo ese día "La última cena", venimos a cenar después de una competencia en la que quedé en segundo lugar. Estaba furioso, pero quería mantener la "tradición" ya sabes, en el momento en el que di el primer bocado se puso como loco tomó mi plato de comida y lo arrojó al piso mientras gritaba "El segundo lugar es el primer perdedor" "Si no vas a ganar, no mereces estar aquí" "Los atletas de verdad no meten esa porquería en sus cuerpos". Todos nos voltearon a ver y eso lo pudo más furioso, yo no pude aguantar las lágrimas y corrí al baño para que él no me viera. Después de un rato Margot llegó, se sentó al lado mío en el piso y me dijo que todo iba a estar bien, llevaba una de sus famosas galletas escondida y me la dio para hacerme sentir mejor. Una pequeña sonrisa se formó en su rostro al recordar ese momento. – Después de ese día nunca volvimos a venir, fue hasta que decidí dejar todo atrás e irme de esa casa. Lo primero que hice ese día fue venir a este lugar y no he dejado de hacerlo desde entonces, a pesar de todo me trae buenos recuerdos. Además, está Margot que se ha portado como una madre para mí todos estos años. Añadió con una sonrisa.

Carina le devolvió la sonrisa y tomó su mano sobre lamesa, haciendo movimientos suaves con su pulgar asegurándole que todo iba aestar bien.

- Me alegra que me hayas traído aquí, es un hermoso lugar y Margot es encantadora.Comentó la italiana.

- Bueno suficiente de recuerdos tristes. Tienes que probar las galletas deMargot, no son como tus elegantes postres italianos, pero te prometo que te vana encantar.

My brother's roommateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora