Capítulo 14

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— Adelante, siéntense. — Instó Jungkook viendo al matrimonio que frente a él hacía acto de presencia. Con elegancia, se levantó de su asiento, avanzando hasta uno de los asientos que allí se encontraba. — Bueno, ahora sí pueden explicarme qué es lo que desean de mi persona y en mi empresa.

— Lo haré sencillo para todos. — Fue su padre quien habló, esta vez, desabotonando su saco para sentarse junto a su esposo, pasando una mano sobre su hombro.

Taehyung se acercó un poco más a su cuerpo, sonriendo mientras miraba a un Jungkook tranquilo. El hombre de cabellos negros que los observaba se mostraba tan apacible que le hacía preguntarse si realmente ya no sentía la mínima atracción por él. Años atrás, al verlos juntos, solía tensarse, el brillo de sus ojos cambiaba y sus mandíbulas se tornaban prominentes. Si estas no lo delataban, entonces sus manos que iban del color más rojo al más pálido cuando apretaba sus puños con fuerza.

Lo había notado todo, cada detalle. Ser observador lo ayudó a sobrevivir en más de un modo, aunque por momentos ignorara lo que veía o le restara importancia. Cuando se sentaba a analizar, podía recordar hasta los detalles más pequeños, un don o maldición, no lo sabía. Dado que eso le había permitido llegar hasta ahí, podía tomarlo como una bendición después de todo.

— Como bien sabes, Taehyung se ha graduado en la LMA y ahora desea trabajar en aquello que siempre ha deseado. Como modelo o actor, ambas si es posible. Para esto, necesita una agencia de entretenimiento y no hay una mejor que Jeon Entertainment para esto. Lo dejaré en tus manos, sé que podrás cuidarlo bien.

Por un segundo, Taehyung se vio obligado a morder sus labios con fuerza para no reírse, haciendo uso de las artes escénicas dominadas para mantener la compostura. Su esposo lo estaba poniendo en manos de su hijo, pero si lo ponía en un contexto literal, Jungkook sí que podría cuidarlo bien entre esas manos. Justo como aquel fin de semana, fue bien palpado y cuidado al extremo en que su esposo no sospechaba. Escucharlo decir esas palabras, resultaba gracioso.

Sí, sería bueno que lo dejaran en sus manos, Jeon JungKook lo cuidaría muy bien o viceversa. Podría encargarse de su hijastro felizmente. De su cuerpo, de sus orgasmos, lo haría incluso mejor que el tipo ese que ahora tenía por novio.

— En el entretenimiento se necesita algo más que estudio, el talento es primordial, al menos en mi empresa. Ni siquiera he visto a Taehyung tomarse una foto más allá de las que tomaron en su boda. Pedirme que lo acepte sin más por el privilegio de ser tu esposo, no es algo que me vaya a hacer aceptarlo. Mi agencia tiene pocos artistas comparadas con la mayoría de las compañías que tenemos. Sin embargo, cada individuo firmado por mí, cuenta con un talento sin igual que nadie puede cuestionar. Jimin, Namjoon, Jaehyun y los otros diez que no mencionaré, todos se han ganado un lugar en los medios por mérito propio dejando de lado las herramientas de la empresa.

— ¿Estás sugiriendo que solo soy una cara bonita? — Con el brazo por encima del respaldo del sofá y sus piernas cruzadas, Taehyung enfrentó al menor. — No es correcto asumir eso sin haberme dado la oportunidad de mostrarte.

— No vamos a negar que físicamente luces bien, — espetaba tranquilo mirando la altanería en el rostro del peligris que se casó con su padre. — Un buen fotógrafo haría magia sin que tengas que moverte, con el apellido Jeon y los contactos correctos se podría incluso forzar tu popularidad, inflar los números ya sean de seguidores, vistas o ganancias en general. Pero repito, no trabajamos así. No dudo de tu talento, pero no lo he visto, por ende, puedo evaluar solo el desempeño que me has mostrado hasta ahora y ese es nulo.

— Yo te estoy pidiendo que lo aceptes. — Intervino Dongun mostrando un serio semblante. — No tienes más que pensar.

— A ver si nos organizamos, padre. En este momento, no está hablando con su hijo, sino con el CEO de Jeon Entertainment. Una empresa independiente desde hace un año que, a pesar de ser una subsidiara de Jeon Corporation, no está obligada a seguir todas y cada una de tus directrices. Aquí, papá, mando única y exclusivamente yo. Si no quiero recibir a tu esposo, no puedes obligarme a poner mi sello en un contrato ya sea como mi socio o padre.

INFAMOUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora