Reinaba un silencio cómodo dentro de aquel automóvil, Jungkook conducía centrado en la carretera mientras Taehyung lo observaba a él y sus manos entrelazadas. Era raro, tranquilo, pero extraño para el mayor. Cuando finalmente llegaron a su destino, aquella casa designada para sus encuentros, el pelinegro le pidió que esperara un momento, descendió del auto y lo bordeó para abrir su puerta con una amplia sonrisa casi aniñada. Al extenderle su mano, Kim permaneció mirándola por un instante antes de finalmente negar y tomarla con una sonrisa.
Se había percatado de un patrón en Jeon Jungkook que este le mostró desde su primer encuentro con todos sus detalles desde que le envió aquella botella, cuando le abrió la puerta del vehículo que los llevaría a su apartamento. Jungkook no sabía simplemente tener sexo, podía ser rudo, salvaje e incluso cruel si se lo proponía, sin embargo su trato y actos no dejaban ver el lado más oscuro de su ser con tan brillante luz envolviéndolo. No estaba mal, pero no el mayor no se encontraba muy seguro de querer algo así a largo plazo.
Esperó que desde el vehículo se perdieran en besos desenfrenados, toques obscenos, descender con una ansia loca de poseerse y entrar a la casa chocando por las paredes con besos duros, caricias firmes, no todo eso. Caminar tomados de las manos como una pareja cualquiera en plena fase de romanticismo, quedarse sentado con el menor preparando o más bien sirviendo una comida que mandó a pedir mientras se dirigían allí.
— ¿Te falta mucho? — Preguntó Taehyung observando la hora porque aunque ya le habían dicho a Dongun que no regresaría hasta el siguiente día, sentía que el tiempo apremiaba y quería aprovecharlo.
— No, ya puedes ir desvistiéndote.
— ¿Qué? — Indagaba el peligris confundido por ese pedido tan inesperado.
— Desnúdate y ponte los guantes para que las manos no se te llenen de grasa al comer. — Reiteró contemplando la confusión que del contrario emanaba.
Extrañado, Taehyung asintió procediendo a desnudarse como le fue pedido, observando a Jungkook trasladar toda la comida al salón principal, encendiendo incluso el televisor. Ignoraba que todo eso formaba parte de un plan sencillo que el menor trazó en su mente para darlo un sencillo castigo solo porque algo en la historia de Taehyung quedándose en casa de su hermano seguía sin encajarle.
— Ven aquí... — Llamó Jungkook desde la sala, desnudándose también bajo la atenta mirada que recibía.
A un lado, sobre la misma mesa en donde se encontraba la comida, había un frasco de lubricante que Jungkook agarró entre sus manos, vertiéndolo sobre su aún flácido miembro, ese que comenzaba a acariciar para endurecerlo. Taehyung seguía sin poder entender muy bien sus planes, pero algo en todo eso era sumamente provocativo.
— Siéntate en mi regazo. — Demandó Jungkook serio.
— ¿Así como así? No me he preparado y...
— Taehyung, quiero que te sientes aquí y no para follar precisamente. Este será tu asiento para que te sientes a comer tranquilamente, eso sí, sin dejar que mi erección desaparezca, quiero que la mantengas caliente y dentro de ti todo el tiempo. — Parpadeando confundido, el nombrado comenzó a sentir como su corazón comenzaba a latir fuertemente bajo esa fría mirada, esa sensación de dominio que del otro exudaba lo estaba poniendo tan nervioso como excitado. — Quiero ver el televisor mientras como algo y me relajo.
Siguiendo su pedido, Taehyung avanzó hasta el pelinegro que por él aguardaba. Ubicó sus rodillas a cada lado de su cuerpo, sus manos se aferraron a sus hombros para ayudarse a mantener el equilibrio y descender. El pene de Jungkook goteaba lubricante; eso no facilitaba mucho su penetración porque seguía doliendo mientras se abría paso estirando su interior. Fue el mayor quien llevaba el ritmo, pero no lo hacía más sencillo. Suspiró en reiteradas ocasiones expulsando el aire retenido en su pecho tratando de finalizar su tarea sin siquiera tener el estímulo de una caricia.
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INFAMOUS
RomanceJungkook tiene una vida estable entre su trabajo y familia, no puede decir que todo es perfecto, pero tampoco tiene muchas quejas. Su máxima preocupación son los negocios y la vida que lleva su padre. Sin embargo, su estabilidad comienza a tambalea...