Capítulo 74

2.1K 288 109
                                    

Quizás por naturaleza de su relación, más allá de sus deseos, Taehyung siempre estuvo preparado para perder a Jungkook. Nada en ese mundo era eterno, principalmente las personas que estaban obligadas a morir, a cambiar y transformarse como las mariposas que alguna vez fueron orugas. Emigraban a diferentes ciudades y países, sus estilos de vida a veces los forzaba a disminuir las visitas y encuentros incluso entre familiares. Supo todo eso, después de sus experiencias de vida perdiendo a las personas que fueron cercanas a él, Kim siempre valoró esas posibilidades.

De alguna manera, con Hoseok fue diferente porque se acostumbró a su presencia, eran una única persona, su persona. Relaciones amorosas o encuentros sexuales podían ir y venir, podía tener mucho dinero o no tener nada, en cualquiera de los casos, la única persona que siempre estuvo incondicionalmente a su lado fue Jung Hoseok.

Dio por sentada su compañía, pero ahora, viéndolo compartir su tiempo con Jaehyun, sabiendo lo mucho que detestaba a ese sujeto, observándolo tan cerca de Jungkook mientras ellos llevaban tanto tiempo sin hablar, se sentía traicionado. La actitud de quien él consideraba su mejor amigo le parecía infame. Curioso que pensase así, si mirando a su alrededor, viendo su situación actual, no tenía mucho para señalar.

Parado en el medio del salón, Taehyung le dio una última mirada a Jungkook y fue extraño lo mucho que su garganta se apretó, como sus ojos ardieron al verlo ignorando su presencia. Justo ahí, en frente de aquel hombre con el que casi se casa, al que de alguna manera amó o quiso. Sus ojos continuaron vagando hasta encontrarse con los del pelinegro de cuello tatuado, no había reproche, reto o dolor como siempre que lo veía.

Todo se sentía como si él estuviese desvaneciéndose frente a ellos sin ser notado, alguien que no influía ni importaba en sus vidas. Por primera vez, sentía que no causaba nada y no sabía cómo lidiar con eso porque aunque fuese rabia, siempre despertaba algo en las personas, se daba a notar, terminaba recibiendo una atención que en algún punto de su vida le faltó. Positivo o negativo, mientras causara algo, diera de que hablar y las personas pensaran en él, sería sinónimo de estar viviendo, de ser visto y reconocido.

Velozmente, cuando se percató de que el ardor de sus ojos significaba que estaba a punto de llorar, Taehyung se dio la vuelta para encaminarse a la salida del apartamento de Jungkook. Cuando divisó al pelirrojo que continuaba parado en la puerta, sintió una mezcla de frustración y alivio porque pudo notar algo, para Hoseok, su presencia no era un cero a la izquierda. Había nostalgia, preocupación y sorpresa en su mirada, eso evidenciaba que, al menos para él, seguía estando presente. El velo de la invisibilidad no había logrado hacerlo desaparecer completamente, no frente a Hoseok.

En la mente de Taehyung, el cuestionamiento sobre la unión de esos tres no desaparecía. Si era amistad, una casualidad, trabajo o una intimidad que rozaba el lado sexual, no lo sabía. Después de todo lo que le dijo, su supuesto amor y deseos de estar juntos, ¿Jungkook estaba regresando con su expareja? ¿Hoseok también estaría con ellos? ¿Tendrían una relación poliamorosa o simplemente tendrían sexo casual?

Bueno, no le interesaba.

Eso no tenía un porqué importarle porque era inevitable que la vida siguiera su curso y cada persona viviera su vida, abandonando a otros en el camino. Eso únicamente le daba la razón para no permitir que nadie fuese permanente. Dongun decía amarlo con la vida, pero le dio la espalda y lo abandonó inmediatamente, Jungkook, Hoseok, todos lo habían hecho.

Colocándose frente al pelirrojo, Taehyung se recompuso, pidiéndole tácitamente que le permitiera pasar. Sin necesidad de palabra alguna, tras cortos segundos de duda, Hoseok se movió para permitirle el paso. Abandonó aquel lugar sintiendo que el poco aire restante en su pecho, luego de lo sucedido con Dongun, se terminaba de escapar. No podía respirar y odiaba ese sentimiento de desolación que se estaba instalando en su pecho.

INFAMOUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora