Capítulo 31

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Los ojos del peligris estudiaba todas las facciones contrarias sabiendo que era observado del mismo modo. Le gustaría saber qué miraban esos ojos oscuros, cómo era percibido físicamente, qué era lo que pensaba o imaginaba porque por momentos no podía leerlo. Los hombres eran bastante visuales y básicos, fácil de complacer carnalmente en una primera instancia. Tenían la capacidad de reaccionar físicamente a cualquier estímulo aun cuando su mente no estaba en la misma sincronía que su cuerpo y deseos.

No obstante, correrse era una cosa, conectarse emocional aunque superficialmente era otra totalmente diferente. Esa era la pequeña línea que dividía un sexo común y corriente de una experiencia increíble y memorable. Las que hacían anhelar más, acrecentándose a cada instante hasta cavar un profundo pozo del que no se pudiera o quisiera salir.

Una lengua recorrió completamente sus clavículas, cuello, dejando pequeñas mordidas sutiles que parecían ser solo dientes acariciándolo. Dientes que trazaban un camino invisible, por momentos turnándose con su lengua o labios, esos que succionaban con fuerza y luego lo besaban. Fue imposible para Taehyung no cerrar sus ojos, dejando que el menor debajo de su cuerpo hiciera lo que deseaba, de cualquier modo, estaba seguro de que lo disfrutaría, no necesitaba adivinar sus pensamientos, solo dejarse llevar como en aquel primer encuentro donde nada buscaban.

Parecía dibujar su silueta en el aire, como si él fuera una nube a la que amoldaba para embellecer con solo su toque, esa mano que desde su nuca inició a desplacerse hasta sus glúteos era la responsable. Toda su espalda se erizó en efecto dominó guiado por sus dedos. Era algo tan raro y placentero el modo en que Jungkook aún renuente acariciaba su piel transmitiéndole sensaciones difíciles de expresar con palabras. Solo esas pequeñas réplicas de su cuerpo calentándose, su contenida respiración o la elevación de sus comisuras podrían ser tomadas como traducciones de sus emociones en este momento.

No supo cómo, pero cuando los dientes de Jungkook tiraron de la piel ahuecada en su clavícula y la succionó, sintió como si el pelinegro buscara marcara algo más de su piel y eso lo emocionó.

— Esas uñas son peligrosas. — Musitó Jungkook frunciendo su ceño, viendo la sonrisa del contrario que se apoyaba contra su pecho. — Iba a decirte que parecías un gatito muy atrevido, pero lo cierto es que tú pareces más un tigre.

— Debo darte la razón, no soy una mascota de casa, no me domestican. Un animal salvaje que disfruta de su libre albedrío y naturaleza.

— A los animales salvajes como tú no se domestican, tienes razón. Se doman o se gana la confianza hasta hacerlos parte de ti. — Susurraba sobre sus labios, rozándolos muy suavemente, apretando su trasero con la misma fuerza que utilizó para voltearlo.

El mayor cayó sobre la cama, el impacto le sacaba una sonrisa atrevida que se desfiguró cuando alargó su lengua buscando lamer al contrario. Solo la punta de la misma alcanzó a tocar sus labios, puesto que el menor retrocedió sonriendo. Un nuevo intento vino de su parte, procuraba abrazarlo, solo que sus manos fueron agarradas frente a él con firmeza antes de ser volteado y recibir una fuerte nalgada en su trasero.

— Tienes la mano pesada.

— Eso es bueno, pero si no te gusta...

— Sabes que me gusta. — Se apresuró a responder Taehyung, pegando sin que le dijeran el pecho a la almohada. Por varios segundos, no había otro sonido o movimiento, solo se escuchaba a sí mismo, la respiración que de él escapaba hacía la almohada que calentaba. No le estaban haciendo nada, Jungkook solo había dejado de accionar y justamente eso lo estaba enloqueciendo, el hecho de sentirse tan desesperado como deseoso de que ese hombre hiciera algo. — Estás disfrutando la vista.

— Tengo todo el derecho de hacerlo. — Su respuesta no fue tardía, todo lo contrario, llegó casi automáticamente, su vista recorriendo todo el cuerpo que frente a él se postraba. — Este es un lindo culo... — Una sonrisa se dibujó en los labios de Taehyung, una frase tan común, dicha con tan poco entusiasmo, pero tanta verdad.

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