Capítulo 67

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Ese día, cuando Jungkook recibió el mensaje de Taehyung vio aquello como una rara señal del destino. Lo cierto era que, accedió y concertó a ese viaje con su padre y hermano debido a lo recientemente descubierto. De manera ingenua creyó que ayudaría en algo pasar un tiempo familiar juntos, estrechar los lazos familiares, pero eso era algo absurdo, no cambiaría nada y Seokjin seguramente lo había intentado de mil maneras. No carecían de amor fraternal, mas había algo más allí que creció sin que el mayor lo pudiese controlar.

Las primeras horas y días intentó mantenerse normal, como si nada de aquella noche hubiese pasado, pero fue imposible. Verlo a los ojos y notar todo lo que por años había estado guardando y escondiendo. Pensar en lo mucho que debió haber sufrido solo, sintiéndose un pésimo hermano mientras ponía de lado su propio bienestar por estar pendiente del de su hermano menor.

Jungkook había dejado escapar varias lágrimas cuando vio algo que no recordaba haber visto,— no de ese modo — a lo largo de su vida. Su padre, cuando empató en una partida de tenis a Seokjin, le abrazó. Eso no fue lo más extraño, lo verdaderamente raro fue como Seokjin le devolvió ese abrazo. Parecían padre e hijo, unos normales que durante toda la vida guardaron una excelente relación cuando no era así.

Ellos mejoraron cuando la menor de los Jeon llegó a la familia, esa niña quizás le hizo a Seokjin ver las cosas diferentes. No sabía con exactitud todo lo que ocurrió porque ni su padre o hermano compartieron alguna vez todo con él, pero fue agradable verlos así. Entonces, tuvo miedo, de que buscando ayudar terminara por arruinarlo todo. ¿Su padre conocía ese secreto? ¿Qué sucedería si no estaba al tanto y terminara por enterarse?

Según tenía entendido, ni siquiera a quienes le atendieron, Seokjin le reveló aquello que con tanto fervor guardaba; ¿por qué revelaría él un secreto que no le pertenecía, aunque lo incluyera? Jin siempre buscaba protegerlo, cuidarlo, quería demostrarle que no estaba solo y también podía confiar en él.

Así fue como se alejó de ellos y se trancó en un baño en el cual se sentó a llorar como un niño, sintiéndose patético por reaccionar así. Ahí, en ese instante en donde se sentía tocando fondo, el mensaje de Taehyung fue como una ayuda para mover sus brazos y piernas hasta llegar a la superficie y respirar momentáneamente para no ahogarse.

Le alegró saber de él y necesitaba a su vez un pequeño escape de su reunión familiar. Por ende, poniendo como excusa una emergencia en la oficina, condujo tres horas de regreso a Seúl prometiéndoles regresar más tarde o a primera hora de la mañana.

Ahora estaba ahí, sentado en una mesa cargada de comida y rodeado por tres hombres que no dejaban de mirarlo. En primera instancia se sorprendió al ver a Seojoon ahí. Era el hermano mayor de su mejor amigo y lo conocía, mas no entendía muy bien cuál era la posible relación que podría tener con Taehyung y Hoseok.

— ¿Más arroz, Jungkook? — Preguntó Seojoon sacándolo de sus pensamientos por un instante.

— No, así está bien, gracias. — Respondía viendo como el mayor se giraba conteniendo una sonrisa para servirle al peligris.

Hoseok no los miraba, a decir verdad, el pelirrojo no miraba a casi nadie y cuando lo hacía era demasiado esporádico, dos cortos segundos y volvía a concentrarse en su plato. Lucía incómodo, nervioso incluso y esto llamó la atención de Jungkook.

— ¿Quieres más arroz, Tae? — El nombrado elevó la mirada hasta encontrarse con Seojoon, comportándose lo más natural posible para que ninguno de los presentes actuara diferente y se mantuvieran en su línea. — ¿Carne?

— Estoy bien así, Seojoon hyung. — Contestó con una sonrisa, estirando sus palillos para coger un poco de kimchi y también servirle algo a un pelirrojo que le sonrió en respuesta.

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