— Intenté comunicarme el sábado con usted, pero me fue imposible. — Hablaba Yoongi mirando momentáneamente por el retrovisor al pelinegro que llevaba sus ojos cerrados a pesar de estar despierto. — Su padre regresa hoy a la ciudad.
— Sí, vi su mensaje esta mañana. — Habló sin querer elevar sus párpados. — Posiblemente el próximo mes viaje a Inglaterra, encárgate de organizar todo para mí.
— ¿Inglaterra?
— Iré a Gales y luego a Inglaterra. Primero me presentaré en persona a la propuesta de negocios con Lord Nicholas Windsor y luego me encontraré con el director de London College of Fashion. — Mencionó con calma.
— ¿No dijo que no se encontraría con la realeza del Reino Unido y le dejaría eso a su hermano o padre porque no quería seguir sus caprichos? — Indagó extrañado, viendo por el retrovisor que Jungkook había abierto sus ojos.
— Lo he pensado mejor, mi hermano está saturado con muchas cosas y aunque mi padre podría hacerlo, aceptaré su pedido. Ya que iré a Inglaterra, no me cuesta nada ir a Gales.
— Pensé que no quería hacer tratos con ellos, no le gustó la oferta que le hicieron, la rechazó.
— Lo reconsideraré, ir no significa que la aceptaré. Veré personalmente qué tan factible y cierto es todo lo que me han dicho. — Min no dijo nada más, él jamás cuestionaría sus acciones por muy raras que le parecieran. Se limitó a asentir. — Me pondré en ello.
— Gracias.
Ese lunes estuvo cargado para Jungkook, el trabajo lo mantuvo ocupado a cada momento, pero, en esos momentos de descanso que en ocasiones tuvo, se encontró pensando en el peligris que conoció el viernes pasado. Realmente no entendía por qué, pero hubo algo en Taehyung que lo cautivó.
Regresó a la mansión alrededor de las ocho de la noche, cenó, se bañó y acostó. Era todavía de madrugada cuando se levantó para salir a correr. Sus ojos se cerraron molesto cuando escuchó gemir a su progenitor, ese era el sello de su regreso.
Jeon Dongun, ese hombre que le dio la vida era tan rico y poderoso como promiscuo. Por años, siempre había tenido muchas amantes de turno, Desde que era adolescente, Jungkook recordaba el paseo de mujer que veía cada noche en su casa. Él estuvo prácticamente obligado a escuchar todo lo que sucedía en la habitación de al lado. Con tantas jodidas habitaciones que había en ese sitio y su padre incluso escogía ir a su propia habitación, justo al lado de la suya.
Al comienzo le avisaba, así él podía escoger e irse a casa de su mejor amigo o incluso se iba con Yoongi. Esos avisos se fueron perdiendo con el tiempo, se daba cuenta cuando los escuchaba porque Dongun nunca fue el más silencioso o cuando los veía porque este vagaba con ellas por toda la casa, olvidándose que allí también vivían sus hijos e incluso algunos empleados.
Esa fue una de las razones por las cuales, apenas pudo, se buscó su propio apartamento. Seokjin no quería que se fuera, su padre tampoco, pero al menos su hermano lo comprendía. En un comienzo le permitieron que fuera allí los días en donde su padre fuera a tener compañía, luego se fue quedando más tiempo. Sin embargo, nunca pudo sentir su espacio como un hogar, por alguna maldita razón, aún a sus veintisiete años continuaba yendo a la casa. Desde hacía casi cuatro meses aquello no ocurría, pero al parecer lo bueno duraba poco.
Esa no fue la única sorpresa que se llevó Jungkook esa mañana, la mayor y mejor, fue cuando volvió de hacer ejercicios. Creyó que había sido una mala visión, pero Yoongi estaba estacionado y de su vehículo Seokjin descendía con una maleta. Una enorme sonrisa apareció en su rostro, corriendo a gran velocidad hacia su hermano para tomarlo de sorpresa y cargarlo.
ESTÁS LEYENDO
INFAMOUS
RomanceJungkook tiene una vida estable entre su trabajo y familia, no puede decir que todo es perfecto, pero tampoco tiene muchas quejas. Su máxima preocupación son los negocios y la vida que lleva su padre. Sin embargo, su estabilidad comienza a tambalea...