Dulzura

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Andaba por los fríos y oscuros pasillos de la port mafia, escuchando algunos disparos, gritos, gente corriendo y uno que otro insulto de un pequeño Chuuya a mi lado.

— ¡Dazai maldita sea, ya no hay leche!

— Chuuya, ya te dije que no voy a comprar más. Es mentira que vas a crecer, chibi.

— ¡¿Ah?! Disculpa ¡pero este hombre va a crecer! Quieras o no, solo temes que crezca y me alejé de tu lado.

Lo miré atentamente luego de esas palabras, Chuuya caminaba con normalidad y con un rostro tranquilo. Como si no supiera que en realidad sus palabras me hicieron pensar solo un poco, este enano no sabe lo que dice.

— Chuuya ya tienes 8 años pero aún no has crecido ni un milímetro más, ya acéptalo.

— Nop.

— Si.

— Que no.

— Que si.

— ¡Ay que no!

— No.

— ¡Si! Digo! No!

— Caíste en mi viejo juego chibi~ — canturree y me dispuse a caminar más rápido.

— ¡Pero, ey oye! ¡no me dejes atrás!

— Lo siento Chuuya~ tengo trabajo que hacer y no puedo quedarme todo el día contigo.

— Pero...

— Tranquilo, nos vemos mañana si es que no me suicido antes y lo logro esta vez.

— ¡Dazai quédate conmigo!

Me detuve en seco y me giré para mirarlo, un pequeño brotaba puras lágrimas en sus ojos y sus mejillas sonrojadas por lo mismo, sosteniendo su camisa fuertemente con sus manitos  y sus ojos cerrados con fuerza para detener las lágrimas.

Suspire y me acerqué un poco para luego colocarme en cuclillas.

— Chibi, si lloras olvida que vendré a verte. No me gusta los niños llorones.

— Yo no lloró porque quiero... yo solo... me da ganas de llorar inconscientemente cuando tú no estás...

— Chuuya, ¿quieres que compre la leche que me dijiste?

Y como si de arte de magia se tratase Chuuya paro de llorar para luego esbozar una grande sonrisa.

— ¡Si! ¡Ya verás maldito Dazai! Mañana crecere mucho más!

— Si, si. Suerte con eso.

Me alejé despidiéndome de espaldas con mi mano, dejando a un Chuuya solo pero con una enorme sonrisa.

El pequeño Chuuya miró por sus alrededores y notó que ya no sabía por dónde regresar, se había perdido.

— Maldición, sabía que no tenía que dejar ir a Dazai fácilmente. Ahora... ¿a dónde tengo que ir...?

Miré por todas partes pero no me moví de mí lugar, vi en el final del pasillo que una sombra se acercaba y esta se hacía cada vez más y más grande.

Me sobresalte un poco al escuchar "Niño ¿quieres un dulce?" Yo retrocedi un poco y agarré fuertemente mí camisa pues, daba miedo escuchar una voz espeluznante como esa. Cuando la sombra por fin se alejó yo me acerqué un poco a esa misma dirección.

Cuando llegué pude ver un chocolate tirado en el suelo, lo agarré y lo guardé en unos de mis bolsillos, luego podía ver más y más ¡Y cada vez más!

Cuando llegue al final ya no había nada de chocolates, solo una puerta que interrumpía el paso al frente de mí. Abrí lentamente la puerta frente mío y pude ver una montaña de dulces, mis ojos se ampliaron y mí boca se abrió en asombro.

¿Era el paraíso acaso?

— ¡Muchos Dulces! ¡¿cómo podré comerme todo esto?!

Miré a todos lados por el causante de la montaña de dulces pero no pude ver a nadie, le reste importancia y me senté al lado de la montaña de dulces admirando cada uno de los chocolates que habían con mis ojos, estaba emocionado y hambriento a la vez.

Cuando iba a agarrar un dulce la montaña hizo un ruido raro, cuando me acerqué un poco más ¡la montaña temblaba! Me asusté un poco pero me armé de valor y terminé por agarrar el dulce que quería y salí corriendo fuera de la habitación.

Ni loco me iba a quedar junto con una montaña viviente de dulces... podría matarme o quien sabe qué.

— Ah... solo pude agarrar uno...

Suspire e infle mis mejillas en un puchero, me senté en medio de un pasillo comiendo mi chocolate tranquilamente, al rato de unos minutos sentí una presencia acercarse a mí.

— Chuuya.

— ¡Dazai!

— Chibi, ¿por casualidad no te has topado con una montaña de dulces?

— ¿Eh?

— Una montaña de dulces o más bien alguien que se hace pasar por una, sus dulces tienen efectos secundarios...

— ¿Cómo cuales? — dije dándole otra mordida a mi chocolate.

— Te convierten en un enano, serías como una hormiga o menos que eso, un microbio.

— ¡¿AH?! — escupi rápidamente el chocolate y podría jurar que mi cara era todo un poema.

— ¿Que sucede Chuuya~?

— D-Dazai... y-yo creo que nunca voy a crecer... me voy a quedar enano... o más bien voy a ser un microbio....

— Con qué al fin lo admites. — dijo Dazai con una sonrisa colocándose en cuclillas para mirarme a los ojos.

— ¿Ah..?

— Todo fue una pequeña mentira~

— ¡¿AH?!

— Bien Chuuya, no te enojes. ¿Adivina que?

— ¿Ahora qué?

— Compré tu leche~

Mis ojos se abrieron y yo directamente me fui a los brazos de Dazai para que me cargara, el me entregó mi leche y yo solo me acomode en sus brazos, él sonreía todo el rato y yo solo lo miraba con curiosidad, solo tenía una pregunta...

— Dazai... ¿y es verdad que la montaña de dulces es una persona?

— ¿Ah? Si Chibi.

— Pero sus dulces no tienen efectos secundarios ¿verdad?

— Ah, en eso no mentía Chuuya, Si tienen, pueden convertir a alguien con una edad mucha mayor o menor dependiendo de la persona que consuma el dulce.

— ¿Mayor...?

De un momento a otro mi cuerpo creció abruptamente, mis piernas, brazos y todas mis extremidades ¡Se estiraron! Pero lo que no notaba es que yo estaba siendo aún cargado por un Dazai que estaba todo confundido y en un estado de shock. Su rostro era para ser grabado y pintado, porque es una obra de arte.

— DAZAI ¿VISTE QUE SI CRECI? TODO FUE POR LA LECHE TE LO JURO.

— Chuuya... estás desnudo.

— a.



Tengo sueño nos re vimos

Soukoku One Shots 𝄢 [BSD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora