Nacimiento

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— Sabías... – un pequeño niño se acercó a su amigo para susurrarle algo – ¿Qué nací de una flor?

— Y yo soy hijo de Taylor Swift, te lo escondí por mucho tiempo Chuuya... – hizo una pose dramática para burlarse del otro.

Dazai Osamu nunca esperó escuchar eso en su corta vida, aunque no le sorprende viniendo de su amigo, así que suspiró y observó como el otro lo miraba con brillos en sus ojos.

— Chuuya no mientas, es malo mentir – dijo apretando una de las mejillas del contrario.

— ¡Pero si no estoy mintiendo! Te estoy diciendo la verdad... – se cruzó de brazos enojado y miró al castaño que intentaba contener su risa.

— Entonces si naciste de una flor... ¿Cómo es que tienes un cuerpo humano y no el de una flor?

El pequeño pelirrojo juntó sus manos un poco nervioso por lo que iba a decir, así que soltó un suspiro largo.

— Es difícil de explicar... ¡Pero no miento, lo juro!

Dos pequeños niños iban hablando por los pasillos de la escuela, el pelirrojo le insistía que no mentía, pero Dazai solo se reía de él por lo estúpido que se veía diciendo que nació de una flor, jamás creería algo así.

— Entonces si ya terminaste de insistir, ¿Podemos comenzar por ir al salón? Vamos tarde – dijo seriamente para luego apurarse y dejar atrás a su compañero con las palabras en la boca.

— ¿¡Desde cuándo te importa llegar tarde?!

— ¡Desde hace unos segundos! – gritó entre risas corriendo a su salón.

— Este tonto no quiere escucharme... – frunció su ceño corriendo de igual forma detrás de Dazai.

Ambos niños llegaron al salón con sus respiraciones agitadas, Chuuya le daba una que otra patada en el trasero a Dazai porque estaba furioso que lo hubiera dejado allí atrás como un idiota.

Por otra parte, Dazai se reía de su amigo por observar lo rojo que estaba su rostro, olvidó por un instante que Chuuya tiende a ponerse así por cualquier ejercicio excesivo, le parecía un hecho tan tierno, así que no pudo evitar agarrar sus mejillas para estirarlas y amasarlas como si fuese una masa de pan.

— Suéltameee... Ugh... – el pequeño solo rodó sus ojos rindiéndose ante los constantes mimos de su amigo.

— ¿Cómo es que tienes unas mejillas tan suaves? – dijo con una sonrisita divertido de ver cómo a Chuuya se le agotaba la paciencia.

— ¿Quizás porque soy una flor? – indagó mientras se le escapaba una sonrisa orgullosa – Se dice que mis pétalos son suaves al tacto, mucho más que el de un pétalo normal.

— ¿Vas a seguir con eso? – dejó de atormentar las pobres mejillas del otro – No naciste de una flor, es imposible y no veo pétalos en tus mejillas.

— ¿Oh? ¿De qué están hablando estos dos?

Un pequeño pelinegro de cabello liso con su notable acento ruso se acercó a la pequeña escena y venía acompañado de una sombra que se escondía traviesamente detrás de él.

— Nikolai sal de ahí, no te escondas, es extraño para las demás personas – dijo Fyodor con una pequeña sonrisa mirando por detrás.

— ¡Fyo! Ay... Quería asustarlos... – lloriqueó mientras se sujetaba de la camisa del otro por haberlo hecho arruinar su plan.

— ¿Y bien? ¿Qué hacen ustedes par de tontos? – dijo el ruso mientras caminaba en círculos alrededor de ellos tranquilamente.

Chuuya y Dazai se miraron entre sí y luego pasaron a mirar a Gogol que solo se reía como malvado de una película barata mientras le seguía el juego a Fyodor.

Soukoku One Shots 𝄢 [BSD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora