Un día normal

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Bueno, como un día normal para los dos jovenes enamorados, ellos se encontraban ahora mismo tomándose unas fotografías en un parque cerca de su hogar, el ambiente era cálido, las flores eran realmente bonitas en ese momento, Chuuya estaba recostado en el pasto con Yie encima de su estómago siendo esa parte del chico su lugar favorito para descansar de ella.

Mientras el que se encargaba de tomar las fotos de su novio era Dazai, la mayoría de las fotos han sido un desastre gracias a Yie, ya que cuando el de vendas se acercaba a su pareja para tomarle una foto la gata siempre se lanzaba hacia a la cámara interrumpiendo la sesión de fotos privadas de Osamu.

Se maldecia internamente por el momento en que aceptó adoptar a ese animal.

Pero bueno, no es como si en ese momento hubiese podido decir que no ante las sutiles provocaciones y besos que recibía por parte del otro, fue una jugada bien hecha, lo admitía.

Escuchó un pequeño suspiro a su lado reconociendo al acto de que su pareja se había quedado dormido en el pasto fácilmente, Yie reposaba aún en su estómago tranquila y cómoda, no pudo evitar esbozar una sonrisa enternecida al ver tal imagen serena de su pareja y el animal ese que estaba encima de él.

Se acercó con cuidado al rostro de ojos azules y con mucho silencio pudo depositar un beso en sus labios que anteriormente yacían abiertos por los constantes suspiros que poco a poco se volvían en ronquidos, lo que no había notado es que la gata se había despertado y esta se lanzó directamente hacia su rostro siendo lastimado por las filosas garras del minino.

Por suerte logró quitarse de encima a la gata echa en furia por quien sabe qué, la miró mal y con mismo enojo esta vez gritó

— ¡ANIMAL APESTOSO, NO TE VUELVO A DAR COMIDA EN UN MES!

Bien, quizás fuera sido mejor si no hubiera dicho eso delante de Chuuya quien se acababa de despertar hace poco.

— ¿Qué dijiste?

— ¡Oh, Chuuya, Cariño! Verás, yo... pues... Yie... — esta bien, no hay que alarmarse, solo hay que decir la verdad — Bueno, la cosa es... Es que Yie últimamente la veo en sobrepeso ¿no lo crees...?

Al diablo con la verdad.

— Te escuché, la llamaste apestosa, así que disculpate Osamu.

El de vendas suspiró y miró con fastidio al lado suyo a la gata quien dormía con tranquilidad nuevamente, en serio quería arrojarla al río de nuevo, pero recordó que Chuuya está presente, no puede llegar a esos extremos si quiere permanecer con vida.

Se acercó y agarró a la gata con sus manos para alzarla hasta tenerla al frente en la misma altura, observó como esta abrió los ojos rápidamente pero no se lanzó a lastimarlo como siempre lo hacía.

— ¿Ahora que mami Chuuya está despierto no te lanzas hacia a mi como siempre lo haces? Gata astuta.

Esta solo emitió un maullido con pereza, en serio que el detective estaba a punto de arrojarla por el lago que tenía al frente por ver como la gata se comportaba de una forma educada y para nada gruñona como lo es todo el tiempo.

— Bien, perdón Yie, no eres apestosa... – suspiró y en un susurro con una mirada asesina dirigida a la gata dijo– Eres realmente apestosa y no veo las ganas de tirarte por ese lago frío que está al frente nuestro, solo espera...

Agradeció mucho que el pelirrojo no haya escuchado nada de lo que dijo por estar distraído oliendo las flores del parque, bajó a la gata y la miró mal por última vez mientras que esta aprovechó el momento para lanzarse de nuevo en su rostro lastimandolo de nuevo.

Soukoku One Shots 𝄢 [BSD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora