Harry, Duque de Montarier, parecía alguien bastante interesante.
El pensamiento aún más firme de mantenerse apartado de la especie más baja de ese mundo, le rondaba la cabeza; pero algo lo hacía querer seguir ese camino del cual se había alejado.
A...
Salió ante ellos mientras se acomodaba la manga de su rojo y muy extravagante atuendo, de botones rojos y detalles brillantes.
Era terriblemente atrayente.
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—lo siento por eso, damas—se disculpó haciendo una pequeña reverencia ante ellas—y también me disculpo con ustedes caballeros—se dirigió a los hermanos—pero...—ese "pero" fue suficiente para que Liam lo observara con unas indescriptibles ganas de golpearlo—la vida es un riesgo, sólo se vive una vez—
Zayn y Niall no pudieron evitar sonreír, al igual que las hermanas, pero Harry era otro cuento. El cómo conoció a ese hombre fue una de las cosas más horribles.
Liam alzó su mano y le dio un golpe en la cabeza—tienes 29 años y aún no aprendes a comportarte—masculló—estos hombres aquí presentes son los invitados de honor—
Louis comenzó a reír— ¿Y crees que no lo sé? Me grabé sus rostros a la perfección tras ver sus retratos. Y se suponía que debía darles una buena impresión—miró a los hermanos que estaban sentados uno al lado del oro en un sillón largo— ¿He logrado eso?—
Zayn y Niall asintieron, dándole la razón en todo, pues para ellos era algo que se les hacía divertido. Un noble desafiando a lo que un noble jamás haría. Por un momento recordaron a Zayn en su época más rebelde, pero sin duda era más disciplinado que Louis, porque Zayn jamás habría hecho algo así, porque su padre le hubiera dado una paliza que nunca olvidaría.
–Ya basta—Liam masculló, y luego intentó suavizarse—él es Harry, duque de Montarier, hijo del segundo conde de Montarier, heredero del condado de su padre, creador del marquesado de Montarier. Él es Zayn, vizconde de Nabowey, y segundo hijo del conde de Montarier; y él es Niall, Barón de Maryley, hijo menor del conde de Montarier—
Louis repasaba sus labios con sus dedos, y Harry se estremeció al recordar lo ocurrido.
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Harry se resignó ante el desconocido. Se quedó quieto y no emitió ningún sonido hasta que quien sea que estuviera buscando en el baño, se fuera.
–Lo siento, caballero. Era algo de vida o muerte—
Harry reprimió sus ganas de golpearlo, y abrió la puerta del armario para salir de allí y acomodarse la ropa correctamente.
–por favor, caballero. Pídame lo que quiera, yo se lo daré—
Harry volteó a verlo con indignación— ¿Hay algo que un empleado pueda darme luego de semejante e indignante situación por la que me hizo pasar?—
–Cierto, soy un simple empleado—dijo, pero mantenía esa sonrisa algo extraña que a Harry le fastidiaba.
Harry masculló—no quise que sonara de ese modo. No soy alguien que se deje guiar por las posiciones sociales y así tener derecho de ponerme por encima de todo aquel de condición social menor o incluso mayor a la mía—
