Harry, Duque de Montarier, parecía alguien bastante interesante.
El pensamiento aún más firme de mantenerse apartado de la especie más baja de ese mundo, le rondaba la cabeza; pero algo lo hacía querer seguir ese camino del cual se había alejado.
A...
Diana se deslizó por entre los pasillos con un gran vestido blanco la hacía resaltar por su piel blanca y ojos claros.
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No había querido ir, pero su hermana terminó alentándola.
Era bastante inteligente, bastante lista, y además bonita, pero su vida había estado entre subidas y bajadas tras la muerte de su padre, quien era el único que quedaba.
Su pequeña empresa se había aliado a la gran ejecutiva Styles. Si contrato ya se había formado y trabajaba de la mano del poderoso y viejo hombre que lo dirigía.
Una empresa de textiles que apenas estaba creciendo.
Sabía bien que el señor Styles le había dado la mano porque su padre y él eran amigos, muy cercanos, pero no importaba, debía aprovechar al máximo la oportunidad para quedarse donde ya estaba puesta.
Su hermana menor Charlotte, era su mano derecha, una estudiante universitaria del cuarto año, pero lista para la vida.
Entre la gente que iba y venía, ella resaltaba sin duda alguna. Incluso estando con el antifaz.
El señor Styles era como un abuelito que consentía a sus nietos, y los empleados eran sus nietos.
Había armado una gran fiesta por el aniversario de la empresa, y la temática que escogió, la escogió por ella, por Diana.
—Te pareces tanto a Diana De La Valliere, niña—Le dijo un día, así de la nada, mientras la miraba.
— ¿Quién es ella de la que me habla? —
Él hombre la miraba con curiosidad—una duquesa de la época victoriana, influyente para su época y para ser mujer en aquel momento. Murió demasiado joven y dejando cosas por hacer, un accidente trágico que se llevó a su prometido y otro de sus socios. Un atentado—
—que horrible. ¿Cómo sabe tanto de eso? —
El hombre sonreía—mi familia es su descendencia. Los hermanos de ambos, la hermana de la duquesa y el duque de Montarier se casaron y tuvieron hijos, venimos de esa línea—
Ella pareció entusiasmarse. Que interesante era la vida.
—Tienes curiosidad ¿Cierto? —
Ella asintió—algún día hablaremos bien sobre esto. Si no hubiera estudiado economía, definitivamente sería profesora de historia—
Y fue así, de esa forma en la que el viejo hombre escogió la temática, todo por la linda Diana a quien estimaba mucho.
Diana se tomó el tiempo de buscar a la mujer de la que el señor Styles le había hablado.
—Definitivamente, se parecen demasiado—dijo su hermana aquel día.
—y lo que lo hace más interesante es que tú te pareces a Charlotte De La Valliere, su hermana menor—
