Harry, Duque de Montarier, parecía alguien bastante interesante.
El pensamiento aún más firme de mantenerse apartado de la especie más baja de ese mundo, le rondaba la cabeza; pero algo lo hacía querer seguir ese camino del cual se había alejado.
A...
Liam observó extrañado la llegada de Harry junto a Louis, quien se suponía no debería estar ahí, no hasta el día siguiente.
—Buenas noches, damas y caballeros—Se apresuró a decir Louis ni bien llegó a la rueda del grupo.
—Oh, Louis. No pensamos verte hoy por lo que nos dijo tu hermano—quien habló fue Diana. Se notaba contenta, y la causa era lo que se había bebido a grandes cantidades en poco tiempo, como si de agua se tratase.
—Es que terminé lo que tenía que hacer de forma rápida, y aquí estoy. Me encontré a Harry afuera, tomando aire. Realmente se veía sofocado—Contestó tranquilamente.
Harry sonrió intentando verse como siempre se veía, pero había algo extraño que pasó desapercibido, cosa que no hubiera pasado si Niall hubiera estado allí, pero como se desapareció en la posta de baile guiado y junto a Charlotte, las cosas quedarían ahí por un tiempo más.
—Se supone que debes sacar todo el estrés, Harry—Atinó a decir Zayn—para eso son las fiestas, para pasar el rato y disfrutar de forma tranquila, olvidándote del trabajo y los problemas. Además de poder apreciar a mujeres hermosas, aunque eso no aplica a ti, claro. Tienes a Diana—Alzó su copa en honor a Diana que sonrió complacida por el cumplido.
Louis suprimió esa sonrisa sarcástica mientras Harry lo observó a medias de reojo, para poner los ojos en blanco disimuladamente.
Por su parte, Liam mantenía la cordura, la calma y la serenidad. Comentario como esos no le afectaban en nada, Zayn era Zayn. Hombres y mujeres, qué más daba, no eran más que simples roces, que personas que coincidieron, pero no para quedarse juntos. Eran simplemente Liam y Zayn. Cada uno haciendo lo que quería. Aunque Zayn tenía muchos más sentimientos involucrados en lo que tenían, cosa que Liam siempre atinaba a ignorar.
—Harry—Liam llamó su atención, haciendo que el castaño lo observara— ¿Puedo sacar a bailar a tu prometida?—
Harry hizo lo de siempre: sonreír y asentir.
Entonces el hombre se acercó a la feliz Diana, y esta le extendió su mano, para luego caminar rumbo al centro del salón luminoso.
Zayn suspiró, y alzando una vez más su copa a modo de una extraña excitación, habló—esta noche estoy de cacería—
Fue suficiente para que lo entendieran, así era Zayn.
Siempre encontraba forma de hacer que las mujeres encargadas de las muchachas más jóvenes en fiestas de esa magnitud, las perdieran de vista, y él hacía de las suyas, claro que teniendo el consentimiento de las mujeres con las que se relacionaba de forma carnal.
Era una forma de llenar su vacío.
Y fue así que una vez más, Harry y Louis se encontraban uno al lado del otro, solos pero rodeados de gente.
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Louis se hizo el desentendido, tomó una copa de una de las fuentes de los jóvenes sirvientes que caminaban de un lado a otro, y aprovechó el momento exacto en donde iba a tomar la copa, para pasar por sobre Harry.
