Harry, Duque de Montarier, parecía alguien bastante interesante.
El pensamiento aún más firme de mantenerse apartado de la especie más baja de ese mundo, le rondaba la cabeza; pero algo lo hacía querer seguir ese camino del cual se había alejado.
A...
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Y fue inevitable que Louis comenzara a carcajearse con bastante esmero—La bella Diana te ha asustado—por supuesto que estaba burlándose.
— ¿Qué están tramando?—Simón los cuestionó, sin dejar de apuntar.
—Sí, Diana está directamente involucrada, es la única que sabe la verdad aparte de Louis—mintió Harry, sonando bastante convincente.
—No me trago eso, Harry Edward—el viejo vaciló—ya debes saber que tus hermanos están siendo cazados, al igual que Liam y Charlotte... oh, y la otra joven mujer, ¿Prometida de Liam? No, no, la ex prometida de Liam ¿Me equivoco? Porque Liam lleva teniendo algo con tu hermano ¿No es así?—
Tanto Harry como Louis fruncieron el ceño. Simón estaba bastante bien enterado.
— ¿Cazados?—
Simón asintió—al deshacerme de los menores, el peso cae en Diana y en ti, claro, yo me encargaría de que la herencia esté a sus nombres, no tengo problemas con eso. Así que sí, están cazándolos, y pedí que los trajeran vivos o muertos—
—No tiene sentido, dices que vivos o muertos—
—Ah, eso. Igual si los traen vivos al no oponerse, puedo mantenerlos encerrados y reproduciéndose—el viejo se encogió de hombros con simpleza—aunque hay dos más ¿No es así?—
Louis presionó con fuerza la mano de Harry.
—me han informado que hay dos personas más acompñándolos en su huida, aunque ya les perdieron el rastro, igual deben estar buscándolos—se desvió del tema, y al darse cuenta, volvió la mirada a los dos presentes frente a él—Liam y Lía—
Harry no podía con la presión. De haber estado bien, hubiera dado lucha, lo hubiera hecho, claro que sí, pero lastimosamente moría de a poco.
—tu hermano tiene agallas, azulito. Tiene muchas agallas—Simón se dirigió a Louis, el ojiazul le mantuvo la mirada, llena de odio.
—Las cosas que hacemos las personas por amor... locuras—respondió Louis.
—Quién iba a pensar que mi pequeño Zayn atrajo a otro pez grande—el viejo se acercó, con la pistola apuntando a Harry, pero sin dejar de mirar a Louis—tú también eres otro pez grande, azulito. ¿Qué podría hacer contigo?—
Louis rodó los ojos—sabemos que no tienes nada planeado para mí, viejo idiota. Deja de decir estupideces—
Simón sonrió—ahora sé por qué atrajiste a Harry Edward—
—Para—Edward se interpuso, con esa voz firme y esa mirada asesina.
—oh, el azulito no sabe tu secreto—el viejo soltó una carcajada.
