7 | REVELACIÓN

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Harry puso un pie dentro de la casa, y respiró todo el ambiente. Todo ahí olía a Diana, con el toque de Charlotte.

Charlotte se encontraba en la sala, tocando el piano tranquilamente, asintió para saludar a Harry a sus hermanos que estaban junto a él.

—Charlotte canta como un ángel—susurró Niall, algo que Charlotte pudo escuchar, y que la terminó sonrojando de sobremanera, pero pudo ocultar con el desvío de su mirada y su cabello. 

Zayn puso los ojos en blanco, si algo le gustaba, era molestar a Charlotte, pero no dijo nada, no quería arruinar el canto que en verdad estaba embelesando a los tres. Y cuando Charlotte terminó, los hermanos aplaudieron.

—Mi hermana está en su habitación, puedes subir—

Harry asintió y sin prisa caminó hacia las escaleras, pensando y torturándose.

Después de esos "sucesos" con Louis, sólo había estado pensando en él. Es más, no había pensado en Charlotte más de unas 3 veces en el tiempo que no la vio, y eso le revolvía el estómago, se sentía sucio.

Tocó la puerta de la habitación de Diana, pero no hubo respuesta.

—Diana, voy a pasar—avisó, aunque si ella estaba dándose un baño, no lo escucharía.

Al entrar vio todo perfectamente ordenado, tal y como siempre, con ese dulce olor embriagador, y cuando estuvo consciente, no podía creer lo que veía.

Diana, parada frente a él, parecía estar en un vaivén.

Harry tragó saliva, y se quedó observándola. Mirada con mirada.

Diana sólo tenía la tela que la secaba, aunque había agua escurriendo de su cabello por sobre todo su cuerpo, como una escena erótica que tenía cautivado a Harry.

Fue entonces que la duquesa comenzó a caminar hacia él, y dejó caer la toalla ante la mirada atónita de Harry.

Era clara la intención de la duquesa, pero Harry no podía asimilarlo rápido.

Su dulce, delicada e inocente Diana, parecía querer enredarlo en sus sábanas.

Entonces vio lo avergonzada que estaba Diana, aunque fingía dar pasos seguros parecía querer morir de la vergüenza, y no fue hasta que llegó a él y tomó su rostro entre sus manos, que Harry la separó con un pequeño empujón que la desconcertó y ya no intentó besarlo.

—No tienes que hacerlo si no quieres, Diana—fue lo que salió de la boca del castaño.

Diana, aún más avergonzada que antes, se dejó caer de rodillas mientras cubría su rostro y su largo cabello húmedo decoraba su piel blanca desnuda.

—Lo siento—susurró.

Harry sonrió comprensivo, caminó hasta la toalla y una vez teniéndola, volvió a Diana para cubrirla.

—El que lo siente soy yo—

Diana lo miró confundida—no, no. No me haces sentir presionada, pero es que...—

Si no era por culpa de él ¿Qué pasaba?

— ¿Por qué quisiste hacer eso?—

—Louis...—musitó ella.

Harry movió rápido la cabeza para mirarla a los ojos— ¿Louis?—

Ella asintió—sí, le pedí consejos a Lui—

. . .

Una vez Diana terminó de cambiarse, caminó hasta Harry que estaba sentado en su cama, y ella tomó asiento a su lado, aún con la vergüenza a flor de piel.

EL VUELO DE LAS GOLONDRINAS | FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora