ACTO IV: CAPÍTULO TREINTA Y TRES

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A/N: Es hora del espectáculo.

No importaba cuántas veces actuara en el escenario, estaba nervioso antes de cada show. Todos lo estábamos, pero cada uno lo lidiamos de diferentes maneras. Cada uno tenía su propio ritual pre-show.

Zayn se sentaba con las piernas cruzadas en el suelo leyendo.

Eleanor veía la tele y comía caramelos.

Gigi balbuceaba frases de poder y saltaba alrededor de su camerino como un boxeador.

Nunca había actuado profesionalmente con Harry antes. No tenía idea de cuál era su ritual de pre-show. Tenía curiosidad.

Yo jugué videojuegos. Pero primero me puse el traje completo. Quería acostumbrarme a la tela antes de salir al escenario. Para el primer acto usé medias blancas y una túnica violeta con un inserto de crepe-chiffon y mangas hinchadas. Estaba bordado con cristales de Swarovski y ribetes de oro que me hicieron brillar bajo el escenario.

Harry aún no estaba disfrazado. Llevaba mallas negras, paseaba por el pasillo, daba órdenes al equipo de escena y aterrorizaba a los bailarines del cuerpo.

Se detuvo en seco en mi puerta. Yo estaba recostado en mi silla con una pierna en el tocador, mi mano descansando sobre mi muslo. Sus ojos brillaron con interés. "Louis, te ves tan... principesco."

Uh oh. Sabía a dónde iba esto.

Harry cerró la puerta tras él. Me paré. Me levantó de la cintura y me lanzó contra la pared.

"¡Se gentil, Harry! ¡No soy un juguete!"

Me sujetó las muñecas por encima de la cabeza, sus amplios ojos se derramaban sobre mi cuerpo. Me besó.

Bueno, me di cuenta de cuál era su ritual de pre-show.

Sus besos se suavizaron. Puso mis brazos alrededor de su cuello y acarició cariñosamente mi mejilla. "Eres bonito."

Me sonrojé. Harry podía ser tan dulce cuando quería.

Me manoseó las medias. "Date la vuelta."

"¡No voy a poder actuar!"

"Seré gentil, lo prometo," dijo inocentemente.

Arqueé una ceja. "No, no lo harás."

Los dos nos reímos.

Acarició la túnica de oro. "¿Quizás puedas traer tu disfraz a casa esta noche?"

"Por supuesto que no. Lo arruinarás," dije altaneramente, y me enderecé en el espejo. Era una amenaza tanto en el dormitorio como en el trabajo. ¡Lo haría en pedazos! "¿Por qué no estás disfrazado todavía? Quiero ver tus alas."

Harry diseñó su propio disfraz, naturalmente. En cada producción de El Lago de los Cisnes que había visto, las alas de Von Rothbart estaban hechas de tela de gasa ligera y eran fáciles de mover. Harry insistió en que sus alas estuvieran hechas de plumas reales. La diseñadora de vestuario aconsejó fuertemente en contra de ello. Ella dijo que serían demasiado pesadas. Pero nadie le dice que no a Harry. Se necesitaron tres costureras para coser las plumas del cuervo negro en dos alas de tamaño humano. No habían terminado en el ensayo general, así que aún no las había visto. Nadie. Sólo Harry, que había practicado unas cuantas veces con ellas en privado.

"No salimos hasta dentro de cuarenta minutos," dijo mirando el reloj. "Todavía tengo tiempo..."

Yo sabía de qué iba esto. Él no quería que estos momentos pasaran demasiado rápido. Cada parte de la preparación para el espectáculo sería su última. La última vez que tuviera que ponerse maquillaje y disfraz, la última vez que escucharía al director de escena decir "los bailarines toman sus lugares", la última vez que sentiría el foco calentar su piel mientras subía al escenario.

Flightless Bird|| l.s°Traducción°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora