~Capítulo 11

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Al día siguiente, luego de haber partido de la isla, todo iba con normalidad.

Lord Drinian y Caspian fijaron un nuevo destino en el que buscar al resto de los nobles, y emprendimos rumbo hacia allá.

—Será una gran espada cuando esté lista —le dijiste sentándose a su lado y entregándole un vaso de agua

—Es una espada narniana —dijo—, yo creía que eran un mito —añadió mientras daba un sorbo a la bebida—. Dejando eso de lado, ¿qué tal tu pierna? —me preguntó mirando el bulto formado por las gasas

—Oh, estoy bien, está comenzando a... ¿Qué está haciendo? —la pregunta quedó en aire y fijo su atención en el escenario frente a ellos

Eustace acababa de salir apurado de la cocina, sujetando un cuchillo para carne, y corriendo a lo largo de toda la cubierta, empujando a varios marineros tras su paso.

—¿Tratas de escapar?—le preguntó Reepicheep, mientras lo perseguía correteando por los bordes—. Estás en un barco, recuerda.

El ratón se colgó de una soga, cruzando hasta quedar frente al rubio y lo amenazó con su espadita. Eustace intentó tranquilizarlo, pero él no le dio el gusto.

—Esto fue por robar —le hizo un corte en la camisa—. Esto por mentir —clavó la espada en la naranja que llevaba escondida en su ropa y se la quitó—. Y esto... para que aprendas la lección —le golpeó la mejilla con la fruta

Edmund, al igual que otros tripulantes hicieron un gesto de dolor por el golpe que acababa de recibir el chico.

Lo vi elevar la cuchilla y amenazar a Reepicheep, quien lo esquivó fácilmente mientras reía emocionado

—Eso quería ver —murmuró—. Vamos a tener un duelo —pronunció mientras le tiraba la fruta a Drinian, quien la tomó en aire

El pequeño espadachín se burlaba del novato, saltando ágilmente desde un borde al otro y colgándose de cada soga que encontrara en el camino, riéndose de los movimientos torpes que tenía su oponente. De ahí venía el dicho, "más vale maña que fuerza".

—Deja de aletear como si fueras un pelícano borracho —se le rió en la cara

Comenzó a indicarle cuál debía ser su postura y como debía embestir. Era realmente entretenido verlo intentar atacarlo mientras que Reepicheep lo esquivaba riéndose de él. Podía notar lo enojado que Eustace se encontraba.

Pero finalmente halló su equilibrio y comenzó a hacerlo bien. Cada vez le era más difícil esquivar el filo de la cuchilla, lo vi tambalear en el borde y caer hacia el agua.

—Cheep —grité asustada antes de salir corriendo hacia donde había caído

Pero Edmund me tomó de la mano y me señaló un costado más alejado del chico. Reepicheep estaba acercándose a Eustace por uno de los mástiles de la vela. Con su cola le tocó la espalda, y en cuanto se volteó le metió un empujón, haciéndolo caer hacia el canasto de la ropa.

Pero lo que más nos sorprendió fue escuchar un grito venir desde allí dentro, y ver salir arrastrándose a una niña pequeña, que no tendría más de ocho años.

—Gale, ¿qué haces aquí? —escuché la voz del nuevo tripulante, Rhince, hablarle a la niña y abrirse paso hasta llegar a ella, quien nos miraba con una mezcla de susto y timidez

Lord Drinian avanzó con paso firme hasta quedar cerca del padre y su hija.
La pequeña se sujetaba a las piernas de él, escondiéndose.

—Creo que la tripulación tiene un nuevo miembro —dijo con amabilidad pero sin perder la seriedad, mientras le daba a la niña la naranja que le habían quitado a Eustace

La niña le regaló una sonrisa tímida, mientras se separaba un poco de la cintura de su padre.

—Bienvenida a bordo —la saludó Lucy

—Hola majestad —hizo una reverencia

—Dime Lucy

Edmund y yo seguimos conversando mientras los marineros comenzaban a dispersarse luego del grito de Drinian enviándolos a trabajar.

—Acabo de ver a Eustace sonreír —le dije sorprendida al pelinegro, mientras llamaba su atención

—Creo que estás enloqueciendo —me respondió riendo—. Eustace no sonríe —me aseguró mientras se paraba dirigiéndose a la cocina

Quedando sola, decidí ir con las chicas que habían bajado hasta la habitación principal.

—Tú y Lucy dormirán aquí —le dije a Gale, mientras sacaba una almohada sin usar del armario y se la entregué

Yo me disculpe, y tomando la mía salí hasta los camarotes para escoger una hamaca de las pocas que había disponibles. De casualidad pude conseguir una junto a la de Caspian.

El Viajero del Alba • 𝐄𝐃𝐌𝐔𝐍𝐃 𝐏𝐄𝐕𝐄𝐍𝐒𝐈𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora