•Final 3•

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Los primos avanzaron hasta quedar parados sobre la espuma del mar, frente al gran portal por el que volverían a su tierra, cuando se detuvieron y voltearon a mirar a sus amigos.

Edmund y T/N sostuvieron sus miradas, y comenzaron a avanzar, encontrándose otra vez en el centro de la playa.

—Ven conmigo.

Edmund tomó la mano de la chica con delicadeza, y la miró esperando una respuesta.

T/N estaba perdida en los ojos brillantes del chico frente a él, cuando la pregunta llegó, la tomó de sorpresa.

Casi por instinto miró a Caspian, como si pidiera algún tipo de autorización o algo similar. Él lo notó, y asintió con su cabeza.

La chica dudó un poco. Si quería irse con él, pero no quería abandonar a Caspian.

Sin soltar a T/N, avanzó hasta el rey de Narnia, llevando a la chica con él.

—¿Puedo tener a su hija por el resto de mi vida?

—Eres la única persona a que realmente le confiaría su vida, así que esa es una decisión que ella debe tomar —le respondió—. Pero quiero que sepas que si la lastimas, buscaré la forma de asesinarte —lo amenazó

—Entonces, ¿aceptas? —preguntó ansioso viendo a su amada

Los ojos de Edmund brillaban de la misma manera que la primera vez que la vio. Solo que en aquel momento ella no supo que significaba aquel brillo.

Asintió con la cabeza antes de darle un corto beso.

—Y esto es para ti, dudo poder utilizarlo allí —sacó de su cinturón la daga y la poción curativa de Lucy

—Entonces también quédate con mi linterna, así guardas todo lo que nos perteneció —dijo Edmund entregándole su linterna

—Fue un honor pelear a tu lado, hermano —dijo abrazandolo de manera fraternal—. Eres la mejor guerrera que haya conocido, T/N, no lo olvides.

Su abrazo duró un largo rato, Caspian estaba orgulloso de ella. A pesar de su pasado, ella siguió adelante, y no se dejó intimidar ante nada ni nadie, e incluso ofreció su propia vida por sobre la del resto.

—Antes de que te vayas, hay algo que debes saber —le dijo al ir liberando el abrazo—. Tu padre murió por mi culpa —soltó dejando sorprendidos a los menores—. Recibió un flechazo en el pecho, que iba dirigido hacia mí. —siguió—. Siempre cargué la culpa, pero no quería que te fueras sin conocer la verdad —terminó

Su mirada estaba en el suelo. Su vergüenza le impedía mirarla a cara.
Ella con ternura, estiró su mano, y delicadamente levantó su barbilla, obligándolo a mirarla.

—Ahora comprendo de dónde salió mi valentía —le dijo sonriendo—. Soy un poco de lo mejor de ustedes dos —se puso de puntilla y le besó la mejilla

Edmund, quien ya estaba junto a su hermana y a su primo, se quedó allí, mirando todo, sin querer presionarla en su decisión.

T/N después de volver a abrazar a Caspian, se dirigió a despedirse de Aslan.

—Hasta luego, Aslan —se despidió con una reverencia

—Hasta luego, Reina T/N —imitó su acción

—Yo no soy ni siquiera princesa —se rió

—He visto tu destino, no faltará mucho para que lo seas —le dijo con su voz tranquila—. Por que no lo olvides... —prosiguió— una vez Rey o Reina de Narnia, serán Rey o Reina siempre —le recordó, enviando su vista hacia atrás de ella, a Edmund, específicamente

Ella corrió con alegría junto a la familia.

—¿Nos vamos? —preguntó Edmund

—Vamos —respondieron las chicas

Comenzaron a caminar por el túnel de agua, y volteandose una última vez, se despidió de Caspian.

El puente pareció cerrarse, ahora estaban nadando, intentando salir a la luz que veían desde arriba. Metros y metros de agua. Finalmente llegaron a la superficie, Edmund se aferró a una barandilla, y tirando de ti, te subió a ella también. Lucy y Eustace estaban sentados en el suelo. El agua comenzaba a desaparecer, yéndose a un cuadro tirado en el suelo.
Estaban en una habitación.

Sus ropas habían cambiado. Lucy ahora vestía un suéter violeta y una camisa lila, acompañada de una pollera a cuadritos, su cabello suelto y ondulado, ahora estaba peinado con una cinta del mismo color del suéter. Edmund ya no vestía su pantalón estilo bombacha, sino que estaba usando una camisa celeste y pantalón de vestir gris, su cabello desordenado, ahora lo tenía perfectamente peinado para un costado. Eustace por sobre su camisa, tenía un chaleco cuadrille, y un pantalón recto. T/N tampoco fue la excepción, ella vestía una camisa color crema, que estaba metida dentro de su falda marrón, y su cabello, caía de costado por su hombro.

—¿Cómo justificaremos que T/N está aquí? —preguntó Eustace al oír la voz de su madre viniendo desde fuera de la habitación

—Esa es una buena pregunta —respondió Edmund

Y los 4 comenzaron a reír.

El Viajero del Alba • 𝐄𝐃𝐌𝐔𝐍𝐃 𝐏𝐄𝐕𝐄𝐍𝐒𝐈𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora