~Capítulo 12

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Poco antes del atardecer, Azrael visualizó nuevas tierras.
Así que continuamos navegando en aquella dirección.

-Se ve deshabitada -observó Caspian por el catalejo-. Pero si los nobles siguieron la bruma, debieron parar aquí -mencionó

-Lo mismo pensamos la otra vez -recordé soltando una minúscula risa-. Solo decía -me defendí viendo la mala mirada de Drinian

-Tal vez sea una trampa -señaló con su característica seriedad, pero dándome la razón

-O tal vez hallemos respuestas -alegó Edmund-. ¿Caspian? -esperó su decisión

-Pasaremos la noche en la orilla, quiero recorrerla en la mañana -se decidió

Lord Drinian acató su orden y empezaron a preparar los botes con los que llegaríamos a tierra, mientras que otros nos encargamos de tomar las mantas sobre las que dormíamos.

Al momento de desembarcar, ya la luz del sol estaba desapareciendo, así que al llegar a la isla, rápidamente elegimos un sitio donde dormir a la luz de la luna.

Sentí una mano grande en mi cabeza, que me despertó, pero antes de poder decir nada, me taparon la boca y comencé a flotar, miré a mi alrededor, todos dormían, pero a mí lado noté como Lucy estaba en la misma situación que yo. Flotando y luchando contra la nada misma.

Seguí flotando detrás Lucy, mientras atravesabamos la isla, esquivando arbustos y piedras gigantes que había en el camino.

De repente caímos contra el césped, y con rapidez nos acercamos para enfrentarnos juntas a lo que sea eso que nos había hecho flotar.

Lucy tomó su navaja, pero fue desarmada por esta misma fuerza que nos había tomado, la navaja quedó flotando por lo bajo. Ella corrió e intentó patearla, pero fue tirada hacia atrás, donde la ataje antes que su cabeza golpeara contra el suelo.

-No hay escapatoria -dijo una voz gutural

Otras voces le dieron la razón y reían débilmente.

-¿Qué son ustedes? -preguntamos a la par mientras nos alejabamos lentamente de la fuente de sonido

-Somos aterradoras bestias invisibles -respondió una voz chillona

-Si pudieran vernos se sentirían amedrentadas -añadió otra voz más grave

-Se te olvidó mencionar que somos criaturas enormes.

-¿Y qué quieren? -preguntó la reina

-Haz lo que te ordené -respondió la primer voz que oímos mientras que la chillona lo secundaba

-¿O qué? -los retó Lucy con valentía

-O morirás -le dijo

Las voces empezaron a cuestionarse sobre aquello, para luego comenzar a repetir la palabra 》Muerte《 una y otra vez. Noté el miedo en la cara de la chica.

-No te serviriamos de mucho muertas -les dije

-Eso no lo pensé -les dijo a los otros, recibiendo respuesta

-Entonces liquidaremos a tus amigos -dijo

Otra vez esta fuerza me tomó, sujetandome por los brazos, y colgandome frente a Lucy.

-¿Qué es lo que quieren de mí? -les preguntó molesta y cansada

-Debes entrar a la casa del opresor -respondió la voz grave

-¿Qué casa? -pregunté al no ver ninguna construcción cercana dentro del ángulo de mi vista

-Esta.

De repente unas luces doradas comenzaron a iluminar el lugar.
Unas puertas transparentes se abrieron lentamente frente a nosotras.

-Arriba encontrarás el libro de los encantamientos, recita el hechizo que hace lo invisible visible -le ordenó

Lucy caminaba de un extremo a otro de lo que parecía ser la entrada. Estaba dudando de entrar. Una parte de mi quería decirle que corriera y que no entrará. Pero ya no estaba en riesgo solo nuestra vida, eran la de todos.

-Ya, entra, no tenemos todo el día -la voz chilló en mi oído

-Recuerda a tus amigos -le dijo de manera hostil

-¿Por qué no lo hacen ustedes mismos? -les preguntó

-No sabemos leer.

-Y tampoco sabemos escribir.

-Ni sumar.

La tristeza en sus voces podría haberme llegado a provocar un sentimiento de lástima. Pero realmente la situación en la que me encontraba no me lo permitía.

-¿Por qué no lo dijeron antes? -preguntó suavemente con su amabilidad característica

-Cuidado con el opresor -le advirtió ignorando la pregunta-. Es muy opresivo -añadió-. El que hace lo invisible visible -le recordó el hechizo que debía recitar, mientras las otras voces le decían que no lo olvide

Lucy se paró frente a la entrada y supe que estaba dudando, sin embargo se aventuró y entró. Las puertas se cerraron lentamente tras ella, y nuevamente ya no había nada que indicara que había una construcción allí.

El Viajero del Alba • 𝐄𝐃𝐌𝐔𝐍𝐃 𝐏𝐄𝐕𝐄𝐍𝐒𝐈𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora