~Capítulo 6

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Avanzamos cuidadosamente por largos pasillos de piedra y madera, la visión era baja porque la noche comenzaba a caer. La ciudad estaba en completo silencio, las ventanas estaban tapiadas con tablones de madera.

Tras un largo camino llegamos a lo que alguna vez supo ser el centro del lugar.

—Si el lugar está vacío, regresemos al barco —dijo Eustace asustado

Nos volteamos hacia él, confundidos por aquello. Pudo haberse quedado en el puerto, protegido por decenas de soldados, pero decidió seguirnos.

—¿No quieres venir a cuidar... —Edmund le preguntó sin seguridad— lo que puedas?

—Ahh si —respondió agitado corriendo hacia nosotros—. Buena idea, primo —destacó

Caspian me miró y le sonreí incómoda. Así que se acercó a él entregándole una pequeña espadita.

—Está bien, yo vigiló, tranquilos eh —nos dijo con voz temblorosa

—Yo cuidaré con él —les dije al ver que Eustace temblaba del miedo y no sostenía bien el arma

—Atentos —nos recordó el Rey Edmund

—Si, Majestad.

Vimos entrar a los 3 reyes y comenzamos con la vigilancia.

Estábamos vigilando en silencio. Eustace agarraba la empuñadura de la espada con sus 2 manos y temblaba a cada paso que daba, asustandose del más mínimo sonido que producían las aves. Yo tenía la cuerda tensa y una flecha ya colocada en el reposaflechas lista para ser disparada ante cualquier movimiento extraño.

Sentí una gran punzada sobre mi muslo, y caí sobre mis piernas, notando como una flecha metálica estaba incrustada en una de ellas.
Con rapidez tomé una flecha nueva y la disparé hacia el lugar de donde parecía haber venido aquella que me hirió, pero no vi a nadie.

—Eustace, atento, nos atacan —le advertí desde el suelo

Él se volteó y al verme en el suelo se acercó a mí lado y empuñó en alto el filo de la cuchilla, aunque de nada serviría si no sabía usarla.

Intenté levantarme, pero por el dolor me era casi imposible de hacerlo. Eustace tomó mi mano y me ayudó a incorporarme, justo a tiempo para ver a 5 hombres que se acercaban hacia nosotros.

—Haz lo que puedas —le dije enviándolo al frente con la espada, mientras yo volvía a caer al piso, y tensaba la cuerda del arco disparando flechas que ni siquiera los rozaban

3 de esos hombres se acercaron a mí, quitandome el arco y tirandolo lejos.
Uno de ellos arrancó bruscamente la varilla metálica de mi muslo, provocandome un corte, haciendo que lancé un quejido de dolor y que la sangre comience a brotar a lo largo de mi pierna. Me pararon bruscamente, sujetandome de las muñecas.

—Quédate quieta —me gritó antes de abofetearme con fuerza la mejilla

Escupí su rostro y me seguí sacudiendo, intentando liberarme.

La pareja restante se acercó a Eustace y le quitaron el arma, el mayor de esos, lo tomó del cabello y colocó el filo contra la garganta del rubio, haciéndolo soltar un grito ensordecedor, mientras nos llevaban hasta el campanario, donde se escuchaba el chocar de las espadas entre sí, allí adentro se estaba desarrollando otra pelea.

En cuanto entramos, todos quedaron estáticos en sus lugares. Había 5 personas más ajenas a nuestro grupo de expedición. Por su apariencia, podría asegurar que eran piratas, verdaderos piratas.

—Si no desean que otra vez lo haga gritar como una niña, será mejor que suelten sus armas —amenazó el hombre que sujetaba a Eustace

—No soy una niña —se defendió, haciendo que haga más presión sobre su cuello

Imbécil, pensé al oirlo

—Háganlo —volvió a gritar

La Reina Lucy dejó caer su espada, era notorio el enojo en su rostro. Caspian, por el contrario, se agachó lentamente a apoyarla en el suelo, y el Rey la soltó dejándola caer.

—Tu pierna... —murmuró Caspian asustado al ver las gotas de sangre que caían sobre mis botas. Le resté importancia con un simple gesto en mi rostro, ya casi no sentía el dolor

—Eustace —balbuceó enojado mirando a su primo

La culpa creció en mí.
Edmund estaba enojado con su primo por culpa mía. Yo era la que sabía manejar el arco y la espada. Yo era la que debía cuidarlo y estar atenta al entorno.

—Pongan las cadenas —ordenó

Y los hombres se abalanzaron sobre los reyes y nosotros sujetandonos para que no podamos liberarnos.

—Suelten a la Reina Lucy —grité, mientras buscaba la forma de zafarme del agarre

El hombre sujetó a Eustace tironeando de su oreja, y empezó a sentenciar nuestros destinos.

—Ellos tres iran al mercado —nos señaló—. Y ellos dos a los calabozos —se refirió a los reyes

—Escúchame traidor cobarde —hizo una pausa—. Yo. Soy. Tu. Rey —gritó con la voz impostada

Edmund golpeó de un cabezazo al hombre que lo tenía sujetado, ganándose un golpe seco en la mejilla.

—Eso lo vas a pagar —amenazó viendo a su hermana atada a las cadenas

La puerta del campanario se abrió y entró un hombre aún mucho más mayor del que sujetaba a Eustace, de apariencia hostil que rondaría por los 70 años o un poco más diría yo.

—En realidad... Alguien más de seguro pagará —insinuó—, por todos ustedes —terminó

Los hombres comenzaron a arrastrarnos fuera del edificio, ignorando los gritos de la reina y su primo. Quería golpearlos para darnos tiempo de escapar, pero en esta situación, nada podía hacer.

—Yo estaré bien, tú encárgate de Lucy —le grité antes de que terminaran de separarnos

Sabía que Caspian hallaría la forma de salvarla, es lo que él hace.

El Viajero del Alba • 𝐄𝐃𝐌𝐔𝐍𝐃 𝐏𝐄𝐕𝐄𝐍𝐒𝐈𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora