~Capítulo 3

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Pov's Edmund

—Ahora si me permiten, me retiraré a continuar con mi entrenamiento —T/N nos miró como esperando aprobación

—¿Entrenamiento? —cuestioné

—Si, T/N es nuestra mejor arquera —respondió Caspian—. La segunda mejor que he visto, luego de Susan —añadió halagando a nuestra hermana

—¿No te parece ofensivo que digas que eres la segunda mejor arquera? —le pregunté bromeando

—Por el contrario, su Majestad —me respondió—, me parece un honor que el Rey Caspian consideré que estoy prácticamente a la altura de su hermana, la Reina Susan —añadió avergonzada

Caspian se paró y la envolvió en un abrazo, diciéndole que ella era muy buena, y que no debía compararse con nadie. Luego le entregó una de sus espadas y salió por la puerta de la habitación.

—Quiere aprender a manejar la espada, yo estoy seguro de que lo hace perfecto, pero jamás me ha dejado verla —comentó terminando de comer la fruta en su mano

Tomé una de las espadas que estaban guardadas contra una pared, y decidí ir tras T/N para ayudarla con su entrenamiento. Recuerdo que era aún más chico que ella cuando tuve que comenzar a usar la espadas para la guerra que se avecinaba.

—Edmund —Caspian llamó mi atención—, no olvides que eres 335 años mayor que ella —Lucy se rió ante aquel comentario

Me burlé de ellos, quitándoles la lengua -si, muy maduro-, y salí a cubierta para seguirla.

Fui preguntándoles a los tripulantes hacia donde se había ido T/N, y me enviaron a la habitación del fondo de la despensa.

Entré silenciosamente, y la vi de espaldas, atacando barriles vacíos de madera, clavando y quitando la espada de entre los cortes. Tosí para llamar su atención y ella se volteó.
Coloqué la punta de mi espada sobre su cuello, sin ejercer demasiada presión; pero con un rápido movimiento comenzó a atacarme, y debía agradecerle a mis reflejos que me salvaban del filo de la cuchilla.

T/N se movía con elegancia y soltura, como si estuviera bailando. Lo hacía ver como algo tan sencillo.
Incluso me estaban desconcertando sus movimientos veloces y ágiles.

Con un rápido movimiento a su muñeca, logré desarmarla, y dejarla atrapada entre el filo de ambas espadas.

—Bien hecho, T/N —la felicite y le entregué la espada—. Tienes talento —le guiñé un ojo y comencé a alejarme hacia la salida

—Muchas gracias, Majestad —me frené y volteé a verla

—Pude haber acabado con tu vida, pero preferí no hacerlo porque te consideré un rival digno —le dije riendo mientras abría la puerta—. Llámame Ed —insistí

El Viajero del Alba • 𝐄𝐃𝐌𝐔𝐍𝐃 𝐏𝐄𝐕𝐄𝐍𝐒𝐈𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora