Capítulo 37

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Narra Jace

Aún estaba en el sillón pensando en Jade, en que se iría, en que ninguno sabía cuánto pasaría hasta volver a vernos o si cuando eso pasara sería todo como ahora. No quería que se vaya y sabía que ella no quería irse ¿Por qué las relaciones siempre tienen que ser complicadas? Si no fuera por el lugar, todo sería perfecto.

-¿Qué hace esto aquí?- escuché a Jade detrás de mí con la voz algo rota. No entendía.

Me levanté del sillón, me di vuelta y la ví parada con los ojos algo cristalizados y luego ví que en la mano tenía una bolsa.

Realmente no sabía que era eso, hasta que lo entendí. Era el regalo de Howard, el que escondí hace días.

Tragué con dificultad, ¿cómo iba a arreglar esto?

-Jade, te lo puedo explicar- le dije nervioso.

-Oh, adelante- me dijo sarcástica- Seguro hay una increíblemente lógica explicación por la cual tu esconderías el regalo de mi mejor amigo- agregó con el mismo tono.

-Había hasta olvidado que estaba ahí.

-¿Eso se supone que arregla lo que hiciste?

-No, claro que no- le dije sincero- Solo quiero que sepas que no es que estoy pendiente, realmente olvidé que lo escondí, te lo hubiera dado hace días.

-Estás empeorando la situación- me dijo muy triste- ¿Días?

-Fue el día del cumpleaños de Tom.

-¿Y?- me preguntó enojada- Eso no cambia ni resuelve nada, Jace. Lo escondite y punto y quiero saber porque.

-Lo lamento mucho, estaba celoso y estuve muy mal- me diculpé- No era mi intención ni siquiera espiar las cosas que compraste, la bolsa solo cayó al piso y leí la tarjeta. Fue un instinto esconderla, pero fue un gran error.

Ella se quedó callada unos segundos y una lágrima cayó por su mejilla. Estaba triste y era por mi culpa, nunca creí que esto pasaría. Me acerqué a ella para intentar abrazarla pero ella se movió hacia atrás.

-Esto prueba que yo tenía razón desde el principio- me dijo enojada y con los ojos al borde de una explosión de llanto.

-¿Qué?- le pregunté confundido y con los ojos cristalizados.

-Eres egoísta, celoso, no te importa lo que a los demás les pase. Te crees mejor que el resto y no tolero a esas personas- me explicó- Por un segundo pensé en que realmente estaba equivocada, me arriesgué a confiar en ti y así me respondiste- agregó, tiró la bolsa al piso y rompió en llanto.

Lo que dijo literalmente me rompió el corazón, no podía creer que pensara eso de mi.

-Jade, perdóname. Sabes que lo que dices no es cierto y es solo porque estás enojada- le dije triste y tomé sus manos.

-No me vengas con estupideces- me contestó gritando safándose del agarre- Eres un egoísta. Cuando me metiste a tu cuarto fuiste egoísta, cuando me tiraste en la calle fuiste egoísta y cuando escondite el maldito regalo de Howard fuiste un maldito egoísta.

-¿Ah sí?- pregunté sarcástico- Cuando te devolví el collar que era tan importante para ti aunque yo no lo sabía después de que fuiste mala en la habitación, ¿fui egoísta? Cuando te acompañé por Los Ángeles porque tus amigas te dejaron sola, ¿fui egoísta? Cuando te llevé a un lugar donde solo voy yo pero luego decidí compartir contigo porque en serio me gustabas, ¿fui egoísta? Y no olvidemos cuando te traje a mi casa después de encontrarte asustada por una tormenta el día después de que me insultaras, ese día si que fui un egoísta.

Estaba enojado, confundido y también triste por lo que había hecho. Pero ella tampoco estaba siendo justa.

-¿Siquiera notaste que el regalo faltaba?- le pregunté enojado. Con toda la discusión no me di cuenta que ella si tanto quería a Howard se tendría que haber dado cuenta de que su regalo no estaba.

-Yo no fui la que me llevé las bolsas de aquí, fue Alice- me recordó- Y cuando llegué al hotel no pensé en revisar si estaba todo ya que no creí que tú hicieras algo así.

¿Por qué siempre tiene que tener razón? Pero había algo que sabía que ella no podría contestar.

-Tu no me dijiste que estabas enamorada de él y yo no me enojé por eso, ni te presioné para que me lo dijeras porque sabía que si sentías algo por mi- listo, lo dije. Ella se sorprendió y cambió un poco su expresión- Es por eso que escondí el regalo.

-¿Quién te dijo eso?- me preguntó confundida.

-Noah- le contesté- Por tus amigas, antes de que llegaras aquí desde Hawaii.

-Esto no cambia lo que hiciste- me respondió, sabía eso que de todos modos no tenía otra respuesta.

-Y tampoco cambia lo que hiciste tu- le contesté- Ambos nos equivocamos, ambos estuvimos mal- agregué- Por favor, Jade, no nos despidamos así.

Ella se quedó callada un rato y luego una lágrima cayó por su mejilla.

-No- me dijo seria mirándome a los ojos- Me acabaste de hacer la despedida más fácil.

Agarró el regalo del piso y su mochila. La abrió y sacó mis lentes.

-Ten- me dijo y me los tiró al pecho y cayeron al piso- No los quiero, no quiero recordarte, quiero olvidarme que alguna vez tuve algo que ver contigo, que alguna vez yo me abrí contigo contándote cosas que pocas personas saben.

No sabía que contestar, me quedé sin palabras. En serio me dolía.

Ella se dirigió hacia la puerta, la abrió y antes de cerrarla me miró.

-Adiós, rubio- gritó y cerró la puerta con fuerza.

Y en ese momento odié mi apodo, me odié a mi mismo por haber hecho lo que hice, pero también la odiaba a ella. En ningún momento admitió su error, en ningún momento se disculpó por lo que ella no me había dicho.

Me dirigí hacia la puerta y escuché un llanto del otro lado, Jade aún seguía ahí. La lastimé y ya se iría para siempre.

Así es como debe terminar. Mejor que me odie a que me extrañe.

Una semana para enamorarse 💘 (Jace Norman y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora