Focus

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Focus apenas se levanto, se arregló y bajó a prepararse algo para desayunar, pero antes de que pudiera entrar a la cocina, su teléfono sonó y miró la pantalla, viendo que Leia, le llamaba. Leia era la mejor amiga del chico pero desde hace cuatro años había ido a otro país para estudiar la universidad y no había tenido la oportunidad de visitarlo ni él a ella. Contestó la llamada y pusó el altavoz, mientras que lo ponía en la mesada y preparaba un sandwich.

-¿Focus? -susurró, frunció el ceño ante esto, pero recordó que puede que le esté hablando el horario de clases.

-Hola Leia.

-¿Qué haces? Sal un momento, mande un regalo por navidad y te lo tienen que dar.

-¿Navidad? -habló, confundido

-Sí, coño, ¿no lo recuerdas? es 24 de diciembre. Anda, sal. -colgó.

Terminó el sandwich y lo dejó encima de un plato de vidrio, dejándolo en la mesa, tomó un abrigo y se lo puso, tomando las llaves para después abrir la puerta sin mucha importancia. Cuando la abrió por completo, se llevó una sorpresa: Leia con un abrigo, una sudadera abajo de esta, una jaula (que suponía que era de Ney, su gato) y una pequeña maleta negra. Sorprendido, la abrazó y ella correspondió, dejando la jaula y la maleta en el piso, abrazandolo más fuerte.

-¡Ley, que sorpresa! -habló apenas la soltó.

-Que gusto verte de nuevo. -sonrió.

-Anda, pasa que seguro estás muriendo de frío. -se hizo a un lado y la ayudó con la maleta. - ¿Desayunaste? ¿Quieres algo? ¿Por cuánto tiempo te quedarás? -bombardeó con preguntas.

-No desayune, así que algo estaría bien. Me quedaré aquí siempre, o eso creo.

-¿Qué? ¿Cómo que siempre?

-¡Hace dos semanas terminé mi carrera y por fin pude volver! -habló emocionada mientras dejaba la jaula en el piso.

-¡¿Enserio?! ¡Joder Leia, felicidades! -sonrió y la abrazó.

-Muchas gracias. -correspondió el abrazo.

Desayunaron algo y dejaron al gato por la casa con comida y agua, para después salir a caminar un rato por la ciudad, hablando de qué paso en sus vidas desde hace cuatro años, sin omitir nada, pues tenían mucha confianza y sabían que podían contarse las cosas sin ocultarlas.

La noche llegó y la ciudad se iluminó. Fueron de nuevo a casa y prepararon algo para cenar, mientras que jugaban con el gato y Focus convencía a la chica de vivir con él, pues se sentía solo ahí y además sería buena su compañía. Ella después de varias insistencias aceptó y dijo que probablemente en dos días le pediría a su abuela (que vivía junto a Leia y que se mudaria también a otro apartamento) que hablara con el camión de mudanza para que le trajera sus cosas.

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