Remus Lupin estaba sentado en un asiento que le resultaba familiar, contemplando la vista del Gran Comedor de Hogwarts. Empezaba a llenarse de estudiantes, que entraban en pequeños grupos y charlaban animadamente, todos esperando un nuevo curso y el año de Harry, su último en el famoso colegio. Sonrió un poco al recordar lo que había sido ser estudiante en esos pasillos. Desde su lado derecho e izquierdo, podía sentir miradas venenosas, que hacía lo posible por ignorar.
Albus Dumbledore no se había alegrado de verle, lo que resultaba sorprendente teniendo en cuenta que el viejo mago siempre se había mostrado genial con él. Su falta de entusiasmo sólo era igualada por un individuo, que muy bien podría superar su falta de bienvenida. Severus Snape. Habían pasado tres años desde la última vez que se habían visto en el colegio, al final de sus clases, cuando el otro había tenido un desliz y había mencionado que era un hombre lobo al alcance de un alumno. Los dos le miraban fijamente donde estaba sentado firmemente en la posición del profesor de Defensa en la mesa.
Con el conocimiento de todo lo que Albus había hecho y seguiría haciendo, a Remus le había sido muy difícil mantener la calma. Todo lo que quería hacer era liberar a su lobo y dejar que el enfurecido alfa extrajera su libra de carne tanto por su compañero muerto como por la manada muerta. En lugar de eso, ejerció todo el control que había aprendido a lo largo de los años y le entregó a Albus, con suficiencia, la carta de la Junta de Gobierno en la que se indicaba que se le reincorporaba como profesor de Defensa contra las Artes Oscuras en Hogwarts, al menos durante el próximo curso, y que se notificaría a todos los padres que ninguna cantidad de lloriqueos, rabietas o cartas de enfado conseguirían echarlo.
Le había producido un gran placer la infeliz resignación de Albus ante el hecho, ya que el anciano no había sido notificado acerca de a quién iba a nombrar el Ministerio este curso. El hombre era bueno para controlar sus emociones, pero Remus era mejor para verlas e interpretarlas, por no hablar de olerlas. Había visto el claro enfado en el rostro del hombre y la impactante sorpresa al ver el nombre al pie de la carta. Sin duda, Lucius había disfrutado mucho firmando con su nombre completo y su título con una floritura tan elaborada, para que fuera imposible pasarlo por alto.
También había rechazado afablemente la oferta de Albus de que Severus volviera a hacer la poción matalobos, alegando que el hombre ya estaba bastante ocupado elaborando pociones para el Ala Hospitalaria y enseñando a los alumnos y que había "conseguido otras fuentes". La verdad es que Remus había sido señalado, sin rodeos, por los purasangres con los que se había quedado y por su ahijado, de que lo que estaba haciendo era matarse lentamente. Después de todo, había una razón por la que la poción se llamaba Matalobos. Ante la insistencia de su ahijado y el estímulo de los Malfoys y los Lestrange, por no hablar de Andrómeda, no iba a tomarla, tomando una poción purgante para sacarla de su sistema. En su lugar, estaba trabajando en sus prácticas de meditación y calma, buscando estar más en contacto con "Moony" y aumentar su control de esa manera.
Lo más difícil en las últimas horas había sido no delatar el hecho de que los complicados bloqueos de memoria habían desaparecido. Con sus recuerdos restaurados, especialmente los de su dedicada relación con Lily, el vitriolo de Severus en particular adquiría un nuevo significado. El hombre siempre había sido de los que guardan rencor. Remus resistió un pequeño bufido; era realmente patético lo mucho que se aferraba a una amistad que había destruido. Era una obsesión, ni más ni menos. Recordó lo mucho que le había molestado.
Hermione Granger entró, con la túnica y la corbata perfectamente arregladas y rectas, con la insignia de prefecta de curso prendida elegantemente en el pecho a la altura de los ojos. Remus apenas resistió un pequeño movimiento de cabeza al verla. Le recordaba a Lily en muchos aspectos, pero en ninguno de los esenciales. Inteligente, sí. Inteligente con los libros, sí. Leal y conocedora del mundo, no. De mente abierta, no. Harrigan le había contado cómo había reaccionado ante su verdadera filiación y el hecho de que fuera homosexual. Probablemente, si alguien intentara hablarle de la religión y la cultura de los magos, sería igual de cerrada.
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UNCHAINED
FanficSirius era más heredero de sangre pura de lo que nadie podría imaginar en su vida. Harry es su hijo, y después de la muerte de su padre, tiene una cosa en mente. Venganza. Cuidado Dumbledore, te metiste con la familia equivocada. Oh, tiene que casar...