La Chica Newell

Capítulo 10

Lía, Nexa y Scott.

Narra Nexa:

Lía y Scott iban delante de mi, yo me había quedado un poco atrás.

—Mierda —los escuché susurrar, los alcancé, delante de nosotros había alrededor de 8 vampiros, tomé a Lía de la muñeca y la coloqué atrás de mi.

—¿Qué hacemos? —preguntó Scott a mi lado.

—Lía, corre —ordené.

—No los dejaré —dijo negando una y otra vez con la cabeza.

—Es una orden Lía, corre ¡Ahora! —aún sin estar muy segura, comenzó a correr lejos de nosotros.

—¿Qué hacemos ahora? —repitió Scott la pregunta.

—Hasta un tonto sabría que no hay que pelear una pelea que no vamos a ganar.

—¿Entonces nos vamos a entregar? —la decepción en su voz no me pasó desapercibida.

—Es lo mejor, luego pensaré en algo.

Los vampiros llegaron hasta nosotros, y nos tomaron con fuerza.

—¿A dónde los llevamos? —preguntó uno de los vampiros más jóvenes, al que supuse que era su líder.

—A las mazmorras, a la reina le encantará tener nuevas víctimas para torturar —su voz sonaba arrogante y maliciosa.

—Un vampiro con una humana que no quiere compartir —dijo el que me sostenía, olfateando mi cabello.

—Yo no le pertenezco —contesté apretando los dientes.

El que me sostenía aspiró mi aroma con fuerza.

—Hueles a él, eres suya desde que te mordió —lamió mi cuello mientras lo decía, lo que me hizo enojar lo suficiente como para echar mi cabeza hacía atrás proporcionarle un cabezazo.

Sentí un fuerte golpe en la cabeza.

—¡No la toques! —escuché el grito de Scott.

Pero me dieron otro golpe que al instante me envolvió en la oscuridad.

Minutos después:

Abrí los ojos y me costó un poco acostumbrarme a la opaca iluminación del lugar, parecía que estábamos en una celda.

—¿Estás bien? —llevé mi mirada hasta donde provenía la voz, ahí en la esquina, Scott se encontraba recostado contra la pared.

—Estoy bien ¿Y tú? —me percaté de su estado, no parecía estar lastimado.

—Me dieron una golpiza, pero ya me curé.

—Gracias por tratar de defenderme —le regalé un sonrisa honesta.

—Era lo mínimo que podía hacer.

—Bien, parece que no atraparon a Lía—comenté un poco más aliviada por eso.

—No lo hicieron, es rápida y es buena escondiéndose.

Scott y yo nos miramos a los ojos por unos largos minutos, hasta que sin esperarlo Scott se puso de pie, cojeo un poco, y se dejó caer a mi lado.

Soltó un suspiro y posó su vista en mi, quedamos cerca, pero no lo suficiente como para que mi sangre lo alterara.

—¿Qué es lo que sientes por Alex? —su pregunta me tomó por sorpresa.

—Lo amo —contesté sin dudar.

—Pero no estás enamorada de él —no era pregunta, lo estaba afirmando.