La Chica Newell

Capítulo 30

"Querida Nexa"

Narra Nexa:

Scott y yo veíamos partir al resto, en busca de la cura.

Keyla todavía no había vuelto de buscar a Leviatán, a Mike y Noah los habían mandado a los Ángeles, ya que Blair dijo que necesitaba hablar con alguno de nosotros en persona, a mi no me dejaron ir, y a Scott lo dejaron al cuidado de Will y de mi, así que los únicos que iban a ir a poner en riesgo sus vidas eran Kalex, Klaus, Kyler y Lía, aunque primero irían a pedir la ayuda de Aracnes y Jordan, así que al menos tenía la esperanza de que les ayudaran. 

El recuerdo de la despedida que Kalex y yo tuvimos vino a mi mente.

—Will sigue dormido ¿Hacemos algo divertido? —la voz de Scott me sacó de mis recuerdos y me volteé mirándolo sonrojada, como si el fuera capaz de saber en lo que estaba pensando, Scott y yo no habíamos sido muy cercanos últimamente, pero no era un mal chico, ni tampoco era una mala idea.

—Claro, de hecho he pensado en que podemos tratar de prepararle un pastel a Will, siempre es él el que nos consiente, podemos devolverle el favor por una vez —le dediqué una radiante sonrisa para terminar de convencer lo.

Scott asintió una y otra vez.

Entramos a la cocina y comenzamos a tratar de hacer una mezcla decente, pero no nos salió nada bien.

—Te dije que primero teníamos que mezclar los ingredientes secos —le reclamé a Scott cruzando me de brazos, pero él se encogió de hombros, restándole importancia, así que tomé una poca de harina y se la aventé al rostro, Scott me miró indignado, tomó un puño de la bolsa de harina y me aventó con ella, la harina me cayó en toda la cara y los estornudos no tardaron en hacerse presentes, Scott comenzó a burlarse, así que tome el tazón donde había revuelto los huevos y le dejé caer la mezcla encima.

—Hey —protestó, tomó la leche y me amenazó con ella, así que retrocedí, alzando las manos a modo de rendición.

—Ya, está bien, lo siento, no olvides que soy una embarazada.

El negó, divertido, y esbozó una sonrisa maliciosa.

—Oh Nexa, un poco de leche no va a causarte daño —y en un movimiento rápido intentó aventarme con la leche, pero detuve sus manos arriba de nuestras cabezas, nuestros pechos chocaron el uno contra el otro, pero nuestros ojos no perdieron el contacto, desafiando nos el uno al otro.

—Basta, estamos a mano —intenté de nuevo, pero el volvió a negar.

—No, tú empezaste, es justo que yo lo termine —el luchaba por bañarme a mi, y yo luchaba para que no lo hiciera, así que al final terminamos empapando nos los dos.

La estruendosa carcajada que brotó de Scott me hizo reír a mi también.

Pero fuimos interrumpidos por un fuerte ruido en el piso de arriba.

—¿Escuchaste eso? —pregunté, preocupada.

—¿Qué cosa? —pero no necesité contestar la pregunta, porque el ruido volvió a escucharse.

—Lo escuché esta vez, iré a ver que es. —y si  dejarme responder, se dirigió a las escaleras sin mirar atrás.

Traté de concentrar mi mente en otra cosa, pero después de que pasaran 5 minutos y él no regresará, tomé una de las armas que tenía escondidas por toda la casa, la cargué, y comencé a caminar, atenta a cualquier movimiento o ruido.

Giré y apunté a las escaleras, ahí arriba estaba Scott, pero no estaba solo, alguien lo tenía sometido, mi daga presionando se contra su cuello, si, mi daga, y eso fue lo que más me aterrorizó, esa daga era capaz de acabar con su vida.