Capítulo 38

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Ya llevábamos horas en las tiendas de ropa y Beatriz aún no se decidía por ningún vestido.

-Date prisa, estoy cansada -le dije ya desesperada.

-Ya voy, tú ya deberías empezar a buscar un vestido recomendó, mirándome de reojo.

-Yo lo puedo escoger más rápido que tú me burlé, señalando una tienda.

-Mira este vestido, te quedará genial, seguro a Christian se le caerá la baba - Beatriz alzó un vestido negro de su lugar, enseñándomelo.

Bufé, se lo arrebaté de las manos y fui al probador. Me quedaba asombroso, tenía un escote muy lindo.

-Me lo llevo -le dije a la dependienta.

-¿Paga con tarjeta o en efectivo?

-Efectivo Dije, antes de sacar el dinero de mi bolso y entregárselo.

Me dio la bolsa y salí de esa tienda, fui hasta Beatriz y por fin ya tenía un vestido en sus manos.

-Ya vámonos, en el camino compramos de comer -me dijo, yendo hacia la salida.

Yo asentí más que contenta, el motivo de buscar un vestido es porque mi madre cumple años e hizo una fiesta, invitando casi a medio mundo.

-¡Mi amor! -grité entrando a la casa, se escucharon los pasos de mi hijo y me pare en las escaleras para recibirlo.

-Mami -dijo corriendo, lo atrapé en mis brazos.

-¿Que hacías cariño? -pregunté besando su cabeza.

-Juego con mi papá-respondió con una sonrisa.

-Ah, aquí está tu papá -dije extrañada.

-¡Sí!, estamos en tu habitación -se zafó de mi agarre y subió lo que quedaba de las escaleras. Entré a mi habitación y me encontré con todo el piso lleno de coches de juguete y osos de peluche.

-Matt, ahorita recogerás todo esto dije, tratando de caminar sin pisar nada.

-¿Juegas con nosotros? -preguntó Christian, sentado en el piso, negué con la cabeza.

-Hijo, vamos a bañarte murmuré, empezando a recoger todo lo del piso.

-Mami -hizo un puchero.

-Nada, ya casi empieza lo de tu abuela y no estamos listos dije con cariño, con ayuda de Christian terminamos más pronto-. ¿Te vas a quedar aquí? -pregunté a Christian mientras metía a Matt a bañar.

-Sí, ¿Dónde puedo cambiarme? -preguntó sonriendo.

-En la habitación de invitados -asintió y salió de la habitación con sus cosas en las manos.

Terminé de bañar a Matt y lo vestí, después se lo dejé a Abby y yo me di una ducha rápida, me enrollé en una toalla y me puse mi ropa interior, saliendo con una bata para empezar a maquillarme.

-Hija, ¿Podrías subirme la cremallera? -preguntó apresurada mi madre.

-Sí -me puse de pie y fui hasta ella, le subí la cremallera de su lindo vestido.

-¿Cómo me veo? volvió a preguntar, se notaba lo nerviosa.

-Muy bonita mamá, por cierto, ¿Dónde está Lucía? -pregunté extrañada por no verla.

-Se fue el mismo día que te fuiste a la casa de Grace -dijo mi madre.

-Oh, yo pensé que aquí se quedaría.

-Pues no dijo, abriendo la puerta-. Date prisa -y con eso último salió, de mi habitación.

Seguí maquillándome, terminando me coloqué el vestido, pero había un problema, no podía subirme la cremallera, no alcanzaba.

Tocaron la puerta y fui abrir.

-Mamá, ¿Me subes la cremallera? -pedí poniéndome de espaldas, seguramente se le había quedado algo. Sentí sus manos tibias en mi espalda, subiendo la cremallera poco a poco.

-Gracias -me di la vuelta, y, ahí estaba Christian, con un esmoquin azul marino y su cabello bien peinado, lo mejor, oliendo delicioso.

-Perdón, pensé que eras mi madre -dije sonrojada.

Christian me miraba embobado.

-No bajarás con ese vestido -dijo agarrando mi cintura y pegándose a mi cuerpo.

-Y, ¿Se puede saber por qué? -pregunté con el ceño fruncido, pegada a sus labios.

-Es muy provocador por esto -recorrió mi escote con su dedo-. Y esto -levantó mi pierna descubierta e hizo lo mismo que con el escote.

-Pues fíjate que no me importa, soy mayor de edad y puedo ponerme lo que quiera -me zafé de su agarré y fui al tocador a ponerme perfume.

Me dio vuelta a brutalmente y me pegó a la pared.

-Tendré que cuidarte toda la noche para que nadie se te acerqué -me besó la mejilla, empezando a bajar por el cuello hasta llegar a mi escote, dejando un reguero de besos en su camino.

-Christian, aquí no -dije entrecortada.

Volvió a subir, agarró mis labios y los besó ferozmente, mordió mi labio inferior y acarició mi pierna descubierta.

-Debemos bajar, pero no te salvas ésta noche -me dejó de besar, dejándome sorprendida y con ganas de más.

-Pues no obtendrás nada murmuré, indiferente y con la respiración irregular.

-Ya lo veremos dijo con la mandíbula apretada y recorriéndome con la mirada.

-Ya lo veremos también -le guiñe un ojo, no sabía muy bien ya que siempre accedía a el.

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Matrimonio a cambio de Dinero I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora