Capítulo 28.

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Desperté desorientada, no sabía lo que me había pasado. No recordaba más allá de la pelea con Christian, mi mente se queda en blanco si trato de esforzarme, haciendo que me duela a horrores la cabeza y no se hable de mi barriga. Rápidamente bajé la vista, no estaba, no lo sentía, era como si jamás hubiera estado embarazada.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y empecé a gritar, no podía ser, ¿Dónde estaba? Me toqueteé, lo palpaba y no lo sentía.

-Mi bebé, ¿Dónde está mi bebé? -grité desesperada, me levanté de la cama, pero hasta el caminar me dolía. Sin poder evitarlo, caí de rodillas en el frío y duro suelo, soltándome a llorar como magdalena.

No quería que a mi hijo le pasara nada malo, siempre trate de darle lo mejor, todo por estar discutiendo con el imbécil de Christian, si lo perdí, en su miserable vida lo perdonaré.
Mi madre entró al cuarto y al verme tirada en suelo de la recamara, me ayudó a levantarme y me depositó con cuidado en la cama.

-Mamá, por favor dime que mi hijo está bien -dije sin evitar mi mirada llena de dolor, el terrible dolor del pecho me estaba matando, quitándome la respiración, mi madre me miró con preocupación y me seco las lágrimas con sus pulgares.

-Mi cielo, tu hijo está bien -sonrió tranquilizadoramente, el alma volvió a mi cuerpo-, pero tiene que estar un mes más en la incubadora.

-¿Qué?, pero ¿Por qué? -pregunté con la voz temblorosa, rasposa por el llanto. Antes de que mi madre pudiera contestar entró el doctor.

-Buenos días, le explicaré porque su hijo tiene que permanecer en la incubadora -lo miré atentamente y continuó-. El bebé que nace antes de lo esperado puede tener problemas de salud debido a que sus órganos no tuvieron tiempo a desarrollarse bien, el sistema respiratorio es uno de los más afectados cuando un bebé nace antes de su término; los pulmones aún no han terminado de madurar, no tienen la capacidad de contener el aire del ambiente. Por eso, es necesario darles ayuda de forma artificial.

Volví en llanto, yo quiero a mi hijo conmigo, no me puede pasar esto a mí.

-Mi hijo estará bien, ¿Verdad, doctor? -pregunté secándome las lágrimas con un pañuelo que mi madre me tendió.

-Si se le da los cuidados necesarios y tiene a su madre cerca, todo estará en perfectas condiciones -vino hacia mí y me inyectó un calmante, él podía ver que todo me dolía a horrores.

-Bien, muchas gracias, doctor -formé más una mueca que una sonrisa, giré hacia mi madre, quien se mantenía en segundo plano-. Mamá, si el imbécil de Christian está aquí, dile mejor que se vaya, no lo quiero volver a ver -mi madre me miró apenada y asintió con la cabeza.

Me recosté en la cama y acomodé bien las almohadas para no lastimarme más de lo que ya estaba. Cerré los ojos y traté de tranquilizarme, el saber que por poco mi hijo pudo a ver muerto y todo por el estrés que he estado pasando estos días por el estúpido de Christian me dejaban agotada.

Por más que lo quiera me ha hecho mucho daño y por su culpa casi pudo haber muerto. Estaba pensando cuando la puerta fue abierta y por ésta entró Marck.

-Jessica, ¿Qué te paso? -dijo preocupado, sentándose a mi lado.

-El parto se adelantó y mi hijo tiene que permanecer un mes en la incubadora volví a cerrar los ojos con dolor.

-Estaré contigo siempre, vente a vivir conmigo y ya no tendrás que ver a tu marido -me miró a los ojos y me beso la mano con cariño.

Esa propuesta sonaba demasiado tentadora.

Matrimonio a cambio de Dinero I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora