Capítulo 44.

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Llevábamos horas recorriendo las tiendas y ningún vestido me gustaba. Por otro lado Christian ya había comprado su traje y para último decidimos dejar los anillos.
--Jessica, date prisa.--Christian me miraba frustrado.-- Tengo hambre, ya no quiero caminar, y agradecería poder sentarme.
--Ya voy.--Rodé los ojos.

Pasé diez minutos recorriendo tienda por tienda. Dicen que la última era la vencida así que entramos a una boutique donde se veía que tenían grandiosos vestidos, a Christian lo deje sentado en uno de los sofás y yo me dediqué a mirar vestidos hasta que una empleada se acercó.
--Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle? ¿Busca algo?-- Sonrió amablemente.
--Sí, verá un amigo se casa mañana y soy la madrina de los anillos. No sé qué vestido escoger.-- Dije indecisa.
--Creo que tenemos algo, sígame.--Caminó por un pasillo largo conmigo detrás.
--Tienen preciosos vestidos.--Sonreí y me dediqué a mirar.--Creo que este está perfecto.--Lo tomé en mis manos y se lo di a la empleada.
--Muy bien, si desea algo más, dejaré esto en caja.
Asentí: --Muchas gracias, pero eso es todo. Así que caminé con ella hacia la caja.
--¿Efectivo o tarjeta?--Preguntó amablemente.
--Efectivo, por favor.--Sonreí.
Pagamos el vestido y salimos de la tienda.
--Porque no me enseñaste el vestido.--Frunció el ceño.
--Dijiste que estabas muy cansado ¿no? Así que ya lo verás mañana.--Me encogí de hombros.
Llevamos las cosas al auto y después fuimos a un McDonald's a comer ya que Christian se moría de hambre.
-- Ahora que recuerdo, de quién es la casa a donde tanto me llevas.--Le di una mordida grande a mi hamburguesa.
--La compré para nosotros, ahí viviremos como familia.--Le dio un sorbo a su bebida.-- Ahora mismo nuestros padres están cambiando tus cosas para allá.
Lo miré sorprendida.-- No es que me moleste, pero ¿por qué no lo consultaste primero conmigo?
--Es algo que tarde o temprano lo tenemos que hacer, ¿qué hay de malo en eso?-- Terminó su hamburguesa.
-- Que me lo debes de preguntar, ¿qué tal si aún yo no me quiero mudar?-- Dije tratando de no sonar enojada.
-- Quieres empezar una discusión por esa estupidez.-- Dijo Christian cabreado.
--¡No es una estupidez!--Levanté la voz.-- Aprovechas que me acuesto contigo para hacer los cambios que se te den la gana.-- Deje mi hamburguesa y me levanté.-- Si piensas que con solo tener una maldita relación sexual contigo vas a ganar que viva junto a ti, estás muy equivocado.-- Le tiré en la cara la servilleta y me fui de ahí echando chispas.
Christian me alcanzó ya cuando estaba en el estacionamiento, quitó la alarma del auto y yo subí como un rayo, prendió el auto sin decir ni una palabra.
--¿Puedes bajar la velocidad? ¿O me quieres matar?--Lo miré de reojo.
--Maldición.--Apretó el volante y disminuyó la velocidad.
--¿Puedes parar? Quiero bajarme.--Dije con intenciones de abrir la puerta.
--No.--Apretó la mandíbula y activo los seguros.
Jamás habíamos vivido juntos más que en la playa pero solo fueron dos días o tres, no me sentía preparada para dar ese paso. Quería hacerle entender que no podía hacer esto de un momento a otro.
Estacionó el auto en la joyería de Tiffanys y yo baje dando un portazo y entrando en la tienda sin esperarlo.
--Buenas tardes señorita, ¿en qué puedo ayudarle?--Sonrió un joven más o menos como de mi edad.
--Buenas tardes, ¿puede mostrarme anillos para boda, por favor?--Dije tranquila.
--Claro.
Me enseñó diseños asombrosos, de oro y de oro blanco. Todos eran preciosos.
--Creo que me llevaré estos.--Dije segura.
--Bien, en un segundo se los tengo listos.
Christian no estaba a mi lado ni mucho menos lo veía en la tienda. Terminé de pagarlos y con la cajita en mis manos, salí y subí al auto. Había entrado a la tienda y aún no salía, después de unos cuántos segundos apareció y subió al auto y lo encendió.
--No entiendo por qué te enojas.--Christian me miró un segundo.
--¿Qué porqué me enojo? ¡Aún no estoy lista para dar ese paso contigo!----Grité frustrada.
--Seguro con el de la tienda si hubieras querido dar ese paso, como le coqueteabas.--Gruñó.
--¿Y ya empezamos con tus celos? Christian estoy harta, te he dicho mil veces que solo tengo ojos para ti.--Grité.-- ¡No soporto tus malditos celos!
Christian me miró.
--¿Y cómo quieres que me sienta al saber que no quieres vivir conmigo?-- Dijo gritándome seriamente mientras arrancaba el auto y salía a la carretera.
Estaba a punto de gritarle cuando escuchamos un pitido.
--¡¡Christian!!--Grité aterrada.
Este era el fin.

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Matrimonio a cambio de Dinero I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora