A Mackenzie esta mañana el coro de risas agraciadas le parece la sinfónica del infierno, ensordecedora y estridente, lleva el mal humor en la frente cada vez que oye parleteos incesantes de otro tema estúpido como lo serían los zapatos con plataforma; hablando de moda, hoy ha sido elogiada incontables veces por vestir una chaqueta de punto Chanel con botas go-go a la rodilla Versace de cuero negro (estilo Daphnne en Scooby Doo) que no son precisamente para el colegio, pero hacen del uniforme una cosa artística acompañados de un sutil toque con esa boina negro mate y el cabello suelto.
Otra vez está callada en la mesa de las charlas de crítica fashionista, tés de burbujas y galletas de choco-chips, Lisa cuenta algo sobre de su niñez, de que le daban miedo los camarones porque pensaba que eran cucarachas rojas, Marsh le interrumpe en versos para recalcar lo corriente que es, por tanto, se forman mini discusiones que terminan luego de cinco minutos mientras que las demás proceden a reírse sin tomarse nada en serio.
—¿No crees que es un desperdicio? Vamos, ya comprobaste que no tienen nada extraño, al menos come eso si no quieres el almuerzo —Teiko no llama la atención de Min únicamente al hablar preocupada.
—¿De qué hablas? —la ojiverde de Michelle le mira extrañada.
Min aún no cae en cuenta, murmura un nada sin ánimo, pero Teiko sólo empieza a parlotear muy predispuesta. —Es que Min-san tiene una admiradora que le manda estos brownies todos los días y- —la pierna pequeña de Teiko es pellizcada bruscamente por la mala intención de Min, ella la fulmina de una vez—... Eh, lo siento —dice por lo bajo.
Ya no importa, porque todas en la mesa enmudecen y ven con ojos curiosos a la heredera que por primera vez luce como si quisiera salir corriendo rabiada de allí, cada una armando cabos y deshaciendo hilos. —¿Una... admiradora? —el rostro de la nieta de la directora no puede tener un desagrado más visceral.
—¿Estás en serio? —pregunta Ming con los ojos saltones—. Pero sí... —apunta entonces a Lisa, llevándose por las especulaciones que siempre hace—. No me digas que...
Y para empeorar, todas son capaces de percibir la mirada de una peli-naranja amable a la distancia, decidida a acercarse por lo visto, clavada en Mackenzie intensamente, intuyen que esperando algo de ella, como si no se llevaran tan mal; eso es más que alarmante para el grupo entero.
—Podría ser que... ¿¡Puede ser Park!? —asumen de una vez—. ¿Ella no te molesta acaso? ¿Por eso han estado juntas últimamente, es ella la que te entrega esos brownies? Espera... ¡Esto tiene que ser una broma! —Marsh empieza a reírse escandalosa—. Es que ni siquiera puedo decirlo, ¡la niña Min con la mal alimentada Park!
Todas están comprando lo que dice Michelle, pero esperan a que Min responda de la manera en la que siempre lo hace: cruelmente sutil; nadie puede concebir que alguien con el estatus de Min Mackenzie ande jugueteando a la lesbiana, menos con una becada a la que apenas se le ve carne en los brazos, y que jamás va a saber comportarse como la alta sociedad.
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R O Y A L S H I L L H S ♡ 王室の丘 H S → b e g i n
Ngẫu nhiênSiempre tiene que haber una escuela, un lugar, que te haga sentir inferior de la peor forma. En este caso el ejemplo exagera en magnitudes desproporcionadas. 王室の丘 (Ōshitsu no oka) entre locales, se le conoce a la célebre institución de señoritas fun...