Mackenzie tiene la dicha de quedar en la clase A gracias a un examen que ha presentado por internet hace exactamente un mes, en donde le ahorraron más de una complicación, sus notas anteriores la dotaron también, y por medio propio fue adelantada un año, los supervisores académicos aseguraron que estaría mejor en un año superior debido a lo avanzada que está. Es que ya sorprendía bastante que hablara cinco idiomas (certificados nacionalmente) y contando unos dos más, porque tenía tutoría de ruso y español semanal, además de su nivel de razonamiento lógico sorprendente, habilidad para matemática y física avanzada (su cerebro es una computadora para calcular operaciones grandes), agregando sus destacadas tesis en química y proyectos adelantados en biología, aparte de tener un trabajo lingüístico impecable.
La razón que da para la pregunta de tal conocimiento es que no quería leer más subtítulos y se prepara para insultar propiamente en cualquier parte del mundo. Ah, y el resto es porque no tuvo opción, sus padres también son unos nerds eruditos que la han hecho estudiar particularmente rudo todos estos años.
Su primera clase antes del descanso es historia con la británica Jules Williams, pero ahora lo único que está haciendo es seguir un pequeño protocolo de bienvenida, sólo para ayudar a asentarse a las niñas en su primer día.
El salón es gigantesco, las mesas son de caoba fina y tienen sillas con colchas, está ambientado muy a la sofisticación inglesa y un toque de modernismo que no le desagrada. Sí está en un sitio a la altura al menos.
El salón está equipado con libros y laptops, en la mesa de la profesora descansa una PC Apple. Rosé abre su boca formando una gran "o" con toda esta impresión, sigue sin creerse que finalmente está aquí.
Piensa que es el sueño más dulce que la vida ha sido tan generosa de concederle.
Mackenzie la observa por el rabillo del ojo y ríe amargamente enarcando una ceja con lo idiota que esa niña ingenua se ve. Ha descubierto que trajeron a una desamparada al colegio, mira lo pordiosera de su mochila y denota un colgante patético, "Osaka Falls", si su memoria en la caridad no falla sólo conoce un lugar con ese nombre en Osaka, y no, no son cascadas.
Huérfana.
Ahora le desagrada mucho más.
¿Cómo pueden permitir el paso de vagabundos?
Divisa a las demás chicas sin mucho interés, sólo para calibrar con qué clase de básicas tendrá que convivir y si no hay una que no luzca tan mal; escoge uno de los primeros asientos.
Por un segundo la mayoría le parece repulsiva, pero encuentra que algunas se ven decentes.
Su padre le ha contado que gran parte de los padres de estas chicas son sus empleados, así que puede dar por sentado que viene a ponerse en el trono a sí misma.
La docente comienza con una extensa charla, "haremos esto", "lograran aquello al finalizar el curso", "son el futuro", "llévense bien", sí, toda esa elocuente cantaleta que por lo menos ninguna se borrará de las memorias de estas niñas al culminar la primera hora.
La mujer le pide a las nuevas cursantes que cuenten un poco de ellas y que las viejas hagan lo mismo para así tener un conocimiento a la par, un invento pretencioso puesto que a la peli-negra no le interesa la vida de otras personas.
Por ende, esto es lo más similar a una tortura.
Claro que para Rosé es motivo de entusiasmo, ella quiere conocer a sus compañeras.
Es algo surreal, pero en Royals hablar sobre ti significa hablar automáticamente de tus padres y de dónde viene tu fortuna. ¡Ah, y también presumir a cuantos lugares has viajado en el último año o cuantas casas tienes en total! Nada más aparte de eso.
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R O Y A L S H I L L H S ♡ 王室の丘 H S → b e g i n
De TodoSiempre tiene que haber una escuela, un lugar, que te haga sentir inferior de la peor forma. En este caso el ejemplo exagera en magnitudes desproporcionadas. 王室の丘 (Ōshitsu no oka) entre locales, se le conoce a la célebre institución de señoritas fun...