22→problem

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La discrepancia unilateral no debería de hacerse tardar en aquel cuarto con olor a barniz fresco. En cuanto al aprieto en el que ahora se ha metido... Ya debería de estar desocupando el casillero, devolviendo los libros de la biblioteca, los tickets estudiantiles y las cazadoras con el icónico negro-rosa. Sin embargo, la situación actual y su nivel de severidad siguen sin definirse aún, entre las cuatro paredes de la pequeña pero fastuosa oficina se halla la línea entre su exilio y la esperanza que es lo último que se pierde.

El reloj cucú de madera artesanal y su sonoro tic-tac va al ritmo de sus pies tamborileando, la mirada agria de la profesora Trainor puesta en su diminuta pero problemática figura, clavada como una aguja filosa en la piel, no ha dicho ni una sola palabra, ¿qué puede esperarse ahora? Piensa que esta racha de suerte se le ha acabado.

—Escucho tu explicación, adelante —cuando el té está servido, la mayor suelta su orden en el mejor tono propio, revuelve el contenido de su taza con una cucharilla lentamente al agregar sus terrones de azúcar y respectiva leche, esta es una costumbre que Roseanne ha aprendido a apreciar con el tiempo.

No hay nada que el té no arregle.

—Bueno... Verá, y-yo, yo estaba —pero no hay una buena excusa que abandone a sus labios.

Honestamente le encantaría ser una perfecta mentirosa.

La distinguida le da su tiempo, como supuso, ella no es una persona que pueda mentir con rapidez, no como a las calañas acaudaladas que ve en un día diario; "No, no lo hice, mi padre sabrá de esta acusación" "Decreto que usted está haciendo un alboroto de la cuestión, ¿es acaso esto envidia o la tiene en contra de mí?" "¡No he sobornado a nadie para que me haga alguna tarea! ¿¡Sabe cuanto han invertido en mi educación?" Y así puede estar citando mentalmente toda la tarde, pero el té va a enfriarse.

—Es lo que es... Esto no tiene una explicación. Menos una coherente. Estabas furtivamente escondida en los lavabos del segundo piso, en este tercer cubículo, ¿Con la ropa desarreglada nada más? ¿Con una actitud extraña y jadeando? ¿Un ataque de asma, quizá? No soy tonta —sus largas uñas en esmalte rojizo hacen repiques en la taza, el humo esparciéndose amablemente—. Si no fuera por aquella advertencia... ¿Podría haberse concebido como que estaba devolviendo su almuerzo? ¿Te sentías mal? Diga algo, Park Roseanne, porque estoy muy vieja para cuentos y sé lo que vi —apuntilla con disgusto—. ¿Quién estaba contigo ahí? —ella ni siquiera está buscando a anotar para llenar un informe de chismes.

Definitivamente de lo único que está segura la colorada es que no puede revelar eso.

Pero por supuesto que no.

Se remueve en el asiento y sus ojos paran en los materiales que posan en ese escritorio de roble, es más útil para sí quedarse a detallar portalápices elegantes y sobres manila con clics gruesos que estar defendiéndose puntualmente a sí misma, los nervios le están agujereando el pecho.

Unos minutos trascurren hasta que puede empujar el coraje de su boca. —No tengo una explicación. Usted haga lo que deba hacer —se permite suspirar—. Pero si puedo decirle que... Simplemente vivo ese "lugar y momento equivocado" cada tanto —jadea—, y aunque lo intente, nada suele salirme bien porque no hay mucho a mi favor más que humanidad y consciencia de que no hice algo malo, usted... ¿Me creerá?

Por el momento la persona que se queda sin mucho qué decir es la que se sienta detrás de ese escritorio, con sus manos cruzadas en su regazo, se abstiene de mucha cavilación y yergue la espalda.

—Park. Diré esto simple: eres una buena estudiante, y eso no va a salvarte todo el tiempo —la susodicha se mastica el labio inferior; y aquí es donde viene...—. Tienes suerte de que haya sido yo la que entró en ese sanitario y no otra persona, estoy segura de que estarías metida en un escenario diferente.

R O Y A L S  H I L L  H S ♡ 王室の丘 H S → b e g i nDonde viven las historias. Descúbrelo ahora